Es hora de rediseñar cómo producimos, procesamos y consumimos alimentos.
Hoy, los líderes empresariales enfrentan una combinación de crisis a corto plazo que no dejan de cambiar, mientras piensan cómo sus organizaciones pueden adaptarse a cinco megatendencias de largo plazo que están transformando el mundo: el cambio climático, la disrupción tecnológica, los cambios demográficos, un mundo fracturado y la inestabilidad social.
Estas megatendencias se hacen visibles en ámbitos esenciales de la vida humana: cómo nos movemos, cómo nos cuidamos, cómo nos impulsamos, cómo producimos, cómo construimos y cómo nos alimentamos.
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En el sector alimentario —como en tantos otros—, las industrias tradicionales están dando paso a ecosistemas dinámicos. Las normas históricas se cuestionan y las reglas del juego cambian rápidamente. Las interrupciones en el suministro de alimentos son cada vez más probables, al tiempo que crecen las presiones de la demanda.
La industrialización agrícola ha permitido alimentar a millones de personas, pero también ha tensado las relaciones entre productores y consumidores y ha dañado el medio ambiente. La deforestación, el uso intensivo de agua dulce y la escorrentía de contaminantes han dejado huellas profundas.
En 2020, la agricultura emitió 16 gigatoneladas de gases de efecto invernadero, es decir, un tercio de las emisiones globales. Si la producción de alimentos sigue aumentando al ritmo del crecimiento poblacional, se proyecta que estas emisiones podrían crecer hasta un 80% para 2050, en comparación con los niveles de 2010.
Para las empresas del sistema alimentario, el cambio climático ya es una preocupación crítica.
Según especialistas en clima de PwC, la sequía y el estrés térmico podrían afectar de manera severa la producción de maíz, trigo y arroz, tres cultivos básicos que aportan el 42% de las calorías mundiales.
Modelos climáticos recientes muestran que, sin medidas de adaptación, regiones clave productoras de banano, café o lúpulo podrían registrar pérdidas significativas por el aumento de temperaturas y precipitaciones.
A esto se suman otros factores que presionan el sistema alimentario:
La magnitud del cambio, tanto en la oferta como en la demanda, es radical: un sistema que tardó un siglo en formarse podría transformarse por completo en apenas una o dos décadas.
El director ejecutivo de un importante importador lo resumió así: sin una revisión profunda de la trazabilidad de los productos —rastreando orígenes, garantizando transparencia y resiliencia, apoyándose en datos robustos—, el modelo de negocio corre el riesgo de quedarse obsoleto.
Hoy, los fabricantes de alimentos demandan datos agrícolas exhaustivos: emisiones de Alcance 3, uso de pesticidas, estándares éticos, registros de auditoría y más. Todo esto es clave para cumplir con objetivos de sostenibilidad, responder a las expectativas de los consumidores y ajustarse a la normativa vigente.
Sin embargo, el mundo en transformación también abre grandes oportunidades.
Estamos al borde de un cambio radical en el valor —lo que PwC llama valor en movimiento— dentro del sistema alimentario mundial, que actualmente se estima en unos 10 billones de dólares.
Algunos recursos de valor nacerán, otros se expandirán y otros desaparecerán. Startups y gigantes, tanto públicos como privados, convergerán en este nuevo ecosistema. Y las empresas deberán replantear el papel de la naturaleza en su crecimiento sostenible.
Los líderes de la alimentación y la agricultura ya no deberían ver la cadena de valor únicamente como una relación entre proveedores y clientes.
Hoy, tu papel también implica reconocer la red interconectada de empresas, gobiernos, explotaciones agrícolas y consumidores que influyen de manera conjunta en un mercado cada vez más fragmentado.
Además, necesitas desarrollar nuevas formas de generar e intercambiar valor a medida que evolucionan los modelos de negocio.
Y no solo eso: también conviene mirar hacia industrias adyacentes que están convergiendo con la alimentación, como la gestión de residuos, la logística de última milla o los mercados de carbono.
Es necesario movilizar el ecosistema. Debemos seguir uniendo a las diferentes industrias, porque hacerlo solo no funcionará.
Margaret Henry,Vicepresidenta de Sostenibilidad y Agricultura Regenerativa de PepsiCo.La industria agroalimentaria en constante evolución cuenta con múltiples actores, y las colaboraciones novedosas entre ellos determinarán el éxito colectivo e individual.
Los pioneros ya están obteniendo valor:
PwC ha identificado seis dimensiones críticas para impulsar un cambio sistémico en el sector alimentario. Cada una plantea desafíos importantes, pero también abre oportunidades en segmentos de mercado donde el crecimiento, si se gestiona bien, puede ser más impactante y gratificante.
Las innovaciones en nutrición personalizada y en alimentos con beneficios específicos para la salud ya están impulsando un cambio hacia opciones de consumo más sanas. Al mismo tiempo, crece la demanda de alimentos ecológicos, como proteínas vegetales y alternativas lácteas.
La encuesta Voice of the Consumer 2025 de PwC refleja esta tendencia:
El 52 % de las personas quiere consumir más frutas y verduras frescas.
El 22 % busca reducir su ingesta de carne roja.
Para que las dietas saludables se conviertan en la norma, los consumidores necesitan acceso a productos nuevos y asequibles. Aquí, las empresas alimentarias juegan un papel clave para estimular la adopción y la demanda de alternativas. Mientras tanto, las innovaciones en el sector salud están transformando la manera en que las personas perciben lo que comen y beben.
Un análisis reciente de PwC EE. UU. muestra que entre el 30 % y el 35 % de los estadounidenses están interesados en medicamentos agonistas del receptor GLP-1 para bajar de peso. Este fenómeno podría redefinir en los próximos años la forma en que las empresas de alimentos se relacionan contigo como consumidor.
Los consumidores están empezando a adoptar opciones más saludables, impulsando un futuro donde la salud y la sostenibilidad generan beneficios compartidos. Como minorista, nos comprometemos a ofrecer opciones de alimentación saludables y sostenibles asequibles y accesibles para todos.
Daniella Vega,Vicepresidenta sénior de Salud y Sostenibilidad de Ahold DelhaizeEl Programa Mundial de Alimentos estima que la pérdida y el desperdicio de alimentos en el mundo ascienden a un billón de dólares al año y representan el 10 % de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Según PwC, esto ocurre en parte por la falta de inversión en las cadenas de suministro y también por la lenta adopción de tecnologías digitales, como la agricultura de precisión y el monitoreo de la cadena de suministro.
Hasta el 40 % de la pérdida de alimentos ocurre después de la cosecha, en el procesamiento y en la distribución. El desperdicio en el consumo final representa entre el 10 % y el 30 %.
Las diferencias regionales son claras: en los países desarrollados predomina el desperdicio del consumidor, mientras que en los países en desarrollo las pérdidas se concentran en el transporte por falta de refrigeración adecuada.
Si se solucionaran estos problemas —y se combinaran con cambios en la dieta y una gestión más eficaz de la seguridad alimentaria—, el mundo podría alimentar a 2.000 millones de personas adicionales. Esa cifra coincide con el crecimiento poblacional esperado para 2050.
La próxima revolución agrícola exige innovación en múltiples frentes, combinando la gestión natural del suelo con tecnologías avanzadas.
La agricultura de precisión y las prácticas regenerativas, como los sistemas de riego inteligentes, el monitoreo de la salud del suelo o la vigilancia de cultivos con drones, son esenciales. Estos métodos se basan en datos detallados para optimizar el rendimiento, la calidad de los alimentos y la sostenibilidad de la producción.
La inteligencia artificial también promete transformar el fitomejoramiento gracias a avances en fenómica, descubrimiento y edición genética, lo que permitirá fortalecer las defensas naturales de las plantas frente a plagas y condiciones climáticas adversas.
Programas como la Soja Sostenible en el Cerrado, apoyado por PwC Brasil, demuestran cómo la asistencia específica puede impulsar la innovación agrícola en múltiples dimensiones.
La agricultura intensiva, la erosión y el cambio climático reducen la productividad de la tierra. A esto se suman la expansión urbana, el sobrepastoreo y el uso inadecuado del suelo, que obligan a producir más con menos terreno disponible.
La ONU advierte que cada cinco segundos se erosiona una superficie de suelo fértil equivalente a una cancha de fútbol. Hoy, un tercio del suelo del planeta ya está degradado.
La deforestación en la Amazonía y el Sudeste Asiático —impulsada por la palma aceitera, la soja y la ganadería— está alterando los patrones climáticos globales.
Las empresas alimentarias pueden contribuir de manera decisiva garantizando cadenas de suministro libres de deforestación e invirtiendo en nuevos ingredientes y tecnologías. Un ejemplo: se están desarrollando alternativas al aceite de palma (el más usado en el mundo) a partir de residuos agroalimentarios y procesos de fermentación de precisión.
El sistema alimentario utiliza cerca del 30 % de la energía mundial. Por eso, la transición energética es vital. La agricultura sostenible y la adopción de energías renovables ayudan a reducir costos, mejorar la eficiencia y generar nuevas fuentes de ingresos.
Un modelo de agricultura circular acumula valor al aprovechar residuos para producir biogás, o al usar energía solar y eólica para generar electricidad destinada al campo y vender el excedente a la red. Incluso, algunos supermercados se proyectan como futuros centros comunitarios de energía renovable.
Un análisis de PwC sobre los datos de una empresa global de alimentos y bebidas mostró que los sistemas de energía limpia podrían ahorrar y generar cerca de 300 millones de dólares al año, es decir, alrededor del 60 % de sus costos totales de electricidad.
Los océanos son fundamentales para mantener los ecosistemas y los medios de vida en todo el mundo. También tienen un enorme potencial para la innovación sostenible y el impacto climático.
Algunos ejemplos: la acuicultura restaurativa, el cultivo de algas para capturar CO₂ o la pesca de bajo impacto. Incluso prácticas como incorporar mariscos en la alimentación animal forman parte de este cambio.
Una encuesta de PwC Noruega proyecta que para 2050 las jaulas marinas cerradas —granjas piscícolas que limitan los desechos y estabilizan la temperatura del agua— superarán la producción convencional de salmón.
La sostenibilidad también está ganando peso en la demanda. El 42 % de los representantes de la industria ya considera la producción sustentable uno de los tres principales impulsores del consumo de productos del mar. En 2017, esa cifra era apenas del 29 %.
Los sistemas de apoyo para estas transiciones son tan importantes como los avances tecnológicos. Uno de los más cruciales es la financiación que valora la naturaleza. Esta debe contemplar la interacción entre distintos instrumentos financieros —seguros, préstamos o subsidios— y, al mismo tiempo, responder a los desafíos que plantean las dinámicas cambiantes del mercado y los métodos agrícolas tradicionales.
Por ejemplo, la agricultura regenerativa requiere una inversión inicial significativa en agricultura de precisión y en el monitoreo de la salud del suelo para poder escalarse.
El informe State of Climate Tech 2024 de PwC reveló que el sector agrícola, alimentario y de uso del suelo concentró dos quintas partes de las transacciones destinadas a apoyar la adaptación y la resiliencia climática. Ningún otro sector alcanzó una participación tan alta.
Algunos ejemplos de innovación incluyen una startup que utiliza inteligencia artificial para descubrir genes de cultivos resistentes a amenazas como la sequía y el calor. Otra startup desarrolla tecnologías capaces de detectar el estrés en las plantas.
Las innovaciones en tecnología agrícola —como sensores, satélites, drones e inteligencia artificial— están revolucionando la productividad. Estas herramientas hacen posible la agricultura de precisión y permiten un uso más selectivo de fertilizantes y pesticidas.
Las tecnologías emergentes también están transformando el sector. La agricultura vertical, que hasta ahora se ha enfocado principalmente en hortalizas de hoja verde, utiliza IA, internet de las cosas (IdC) y robótica para optimizar las condiciones de cultivo y aumentar la producción. Sin embargo, aún se necesita inversión y escala para cultivar una mayor variedad de alimentos.
En paralelo, la tecnología alimentaria está impulsando nuevas alternativas como proteínas de origen vegetal y sustitutos de ingredientes. Las empresas líderes ya están ganando reconocimiento de marca, expandiendo su producción y, en algunos casos, utilizando IA para innovar en sabor y textura.
Las startups alimentarias necesitan compromisos de compra garantizados para crecer y conseguir financiación. No esperamos que los compradores paguen mucho más por insumos alternativos y ecológicos, pero sí necesitan tener una visión a largo plazo e invertir hoy para obtener una ventaja mañana.
Lars Langhout,cofundador de NoPalm IngredientsAhora bien, no todo el avance tecnológico está llegando a todas partes por igual. Existe una gran necesidad de tecnología adaptada a las pequeñas explotaciones agrícolas, que representan el 84 % de las 570 millones de fincas en el mundo, muchas de ellas en países en desarrollo.
Por ejemplo, en algunas zonas rurales de África los agricultores aún carecen de acceso a fertilizantes, tractores o sistemas de irrigación. Una transición justa es clave para garantizar que las comunidades rurales reciban los recursos, la capacitación y el apoyo necesarios para adoptar prácticas sostenibles sin quedar en desventaja económica.
El caso de India refleja bien esta brecha: allí predominan las pequeñas explotaciones y menos del 50 % de la agricultura está mecanizada, frente al 75 % en otros países en desarrollo. Para mejorar esta situación, se necesitan equipos asequibles y de tamaño adecuado que permitan impulsar la productividad sin los costos ni los retos logísticos de la maquinaria a gran escala.
Algunas iniciativas ya están marcando la diferencia. La llamada “uberización” de los equipos agrícolas está mejorando el acceso al ofrecer alquiler de maquinaria bajo demanda, a través de aplicaciones móviles o centros de llamadas.
Las exenciones fiscales, los subsidios y las garantías ya han impulsado importantes inversiones en energías renovables y transporte limpio en todo el mundo.
La transición alimentaria necesitará un nivel de apoyo similar, pero con un enfoque en políticas basadas en resultados, que premien logros sostenibles como la mejora de la salud del suelo o la reducción del consumo de agua.
Los créditos de carbono para la agricultura sostenible y los subsidios para la innovación tecnológica agroalimentaria pueden motivar a las empresas a dar el paso. A la vez, las evaluaciones agrícolas que otorgan certificaciones de sostenibilidad permiten a los agricultores acceder a mercados premium y obtener financiación adicional.
En el plano del consumo, las campañas de concienciación sobre dietas saludables, la reducción del desperdicio de alimentos y un etiquetado claro en sostenibilidad y nutrición ayudan a que tomes decisiones más informadas.
El apoyo también debe extenderse a la inversión en infraestructura. Eso incluye I+D para crear nuevas soluciones, como granjas piloto que muestren la innovación en acción o zonas de procesamiento de alimentos diseñadas para atraer inversión privada.
Un buen ejemplo está en los Emiratos Árabes Unidos, donde los agregadores con respaldo público ofrecen capacitación, controles de calidad y servicios adicionales a los agricultores. Esto mejora la transparencia y elimina intermediarios.
Al integrarse en ecosistemas colaborativos y aprovechar la tecnología y los datos de manera diferente, las empresas pueden prepararse desde ahora para impulsar la innovación, la transparencia y la creación de valor en el futuro.
A continuación, compartimos cuatro acciones clave a considerar:
Anticipa cómo evolucionará el sistema alimentario global frente a las presiones ambientales y los avances tecnológicos. El uso inteligente de la tecnología y los datos te permitirá trazar escenarios, identificar actores clave, dinámicas y vulnerabilidades en todo el ecosistema.
Reconoce también las disparidades regionales y cómo afectan a tu negocio. Habla con tu departamento de I+D, que suele detectar tendencias antes que otros, y reta al área de compras a evaluar qué proveedores elegir.
La previsión estratégica es esencial para fortalecer la resiliencia de las cadenas de suministro en un entorno cada vez más complejo.
Con una visión clara de los ecosistemas futuros, define las mejores formas de participar y generar valor. Esto implica identificar tus capacidades clave y explorar diferentes roles: innovador en producción de alimentos, proveedor de servicios de agricultura de precisión o referente en salud y nutrición.
Estas decisiones marcarán el rumbo de acuerdos e inversiones que te permitan acceder a nuevos talentos, capacidades y mercados.
Para prosperar en un sistema alimentario reconfigurado, muchas empresas están dejando atrás modelos tradicionales y lineales, y avanzando hacia modelos integrados y circulares. Estos priorizan la resiliencia climática, la optimización de recursos y la transparencia basada en datos.
La reinvención puede incluir pasar de propuestas de valor centradas en productos a servicios. Por ejemplo: un minorista que ofrece planes semanales de comida, o una empresa de fertilizantes que implementa la agricultura como servicio.
También destacan modelos innovadores, como los de startups que escalan la agricultura regenerativa usando datos globales sobre el suelo. Con ellos, no solo se mejora la rentabilidad, sino que se impulsa la gestión ambiental y la equidad social.
Integrar la planificación de escenarios y la previsión estratégica en el negocio no es un esfuerzo aislado. Necesitas un monitoreo constante para mantener la agilidad, ya que la disrupción es la única certeza en el mercado actual. Define estratégicamente cuándo escalar tus inversiones en nuevos modelos de negocio y fortalece las cadenas de suministro mediante diversificación y relaciones resilientes.
Las compensaciones son inevitables: comunica con claridad cuándo y cómo las asumirás. Hoy, empresas líderes ya colaboran dentro y fuera del sector alimentario. Involucran a empleados, clientes, minoristas, entidades financieras, aseguradoras y gobiernos.
Este enfoque colaborativo no solo genera más valor, sino que también potencia modelos de negocio que priorizan la sostenibilidad ambiental y la viabilidad económica. Cuando las empresas trabajan juntas, logran adaptarse y prosperar, garantizando un sistema alimentario global más sólido, equitativo y resiliente.
Este artículo está basado en el artículo “Reconfiguring the global food system” de PwC global. Esta versión es organizada y revisada por PwC Colombia.
En PwC te acompañamos a diseñar estrategias basadas en ecosistemas, datos y sostenibilidad, para generar valor duradero y resiliencia en un entorno global cambiante.