Telecomunicaciones y tecnología: navegar la fragmentación económica global

Telecomunicaciones y tecnología: navegar la fragmentación económica global
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  • Septiembre 12, 2025

Los líderes de telecomunicaciones y tecnología enfrentan un nuevo imperativo: gestionar los rápidos cambios comerciales con agilidad y visión estratégica. Lo que antes parecían decisiones políticas aisladas ahora revela una reorganización sistémica más profunda.  

Estas disrupciones ya no son simples anomalías económicas: forman parte de un patrón de fragmentación geoeconómica que está redefiniendo cómo y dónde operan las empresas del sector.

En el volátil escenario actual, las certezas sobre la globalización y las cadenas de suministro se desmoronan. Vivimos en un mundo fracturado por tensiones geopolíticas, crisis climáticas e inestabilidad social. Ante ello, las compañías de telecomunicaciones y tecnología —junto con los ecosistemas que impulsan— deben reconsiderar su exposición, recalibrar su gestión del riesgo y actuar con firmeza.  

De hecho, la transformación ya está en marcha: el 79 % de los líderes del sector de Tecnología y Telecomunicaciones (TMT, por sus siglas en inglés), según la Encuesta Pulso de PwC de mayo de 2025, espera beneficios empresariales a largo plazo del proteccionismo comercial, pese a los desafíos inmediatos.

La onda expansiva: dónde afectan los aranceles a las telecomunicaciones y los centros de datos

A pesar de su reputación de resiliencia, los operadores de telecomunicaciones y los centros de datos enfrentan una presión creciente por los cambios en los aranceles, las restricciones regulatorias y las divisiones geopolíticas. Esto incluye prohibiciones de equipos a determinados fabricantes chinos y un panorama arancelario en rápida evolución que podría reconfigurar las estrategias de abastecimiento.

Con cadenas de suministro estrechamente interconectadas en los ecosistemas tecnológicos globales, estas disrupciones se propagan con rapidez —desde materias primas y tierras raras hasta chips y software—, poniendo en riesgo la continuidad del negocio y exigiendo respuestas más ágiles e inteligentes.

El perfil de importación/exportación de EE. UU. en categorías clave para Tecnología y Telecomunicaciones revela una fuerte dependencia de insumos extranjeros: materiales (como aluminio, acero, fibra óptica y tierras raras), componentes semiconductores y bienes tecnológicos manufacturados (equipos de red y dispositivos de consumo). Esto subraya la vulnerabilidad del lado de la oferta.

En contraste, EE. UU. mantiene un superávit comercial significativo en servicios digitales y software, actualmente fuera del alcance de los aranceles propuestos. Sin embargo, estos podrían enfrentar riesgos si las medidas comerciales se amplían para incluir servicios, o si los aranceles de represalia se enfocan en los principales hiperescaladores y proveedores de software estadounidenses.  

Cabe destacar que, bajo las normas actuales, solo el software preinstalado en equipos fabricados en el extranjero o distribuido en medios físicos se considera un bien comercializable.

Comercio de bienes relacionados con el sector de las TIC en EE.UU. UU.

Los socios comerciales clave de América del Norte, Europa y Asia son fundamentales no solo como clientes, sino también como proveedores de materiales y capacidades esenciales. Estas regiones representan una parte significativa de las importaciones y exportaciones de Tecnología y Telecomunicaciones de EE. UU. En una red tan interconectada, cualquier cambio arancelario puede interrumpir las cadenas de suministro en cualquier punto.

Muchas cadenas críticas —como la fabricación y el ensamblaje de chips— son altamente vulnerables a rivalidades y crisis geopolíticas. Un solo cambio de política o una crisis regional puede generar efectos en cascada, desde las materias primas hasta los productos tecnológicos terminados.  

Así ocurrió en abril de 2025, con la escasez de semiconductores y las prohibiciones de exportación. Además, los componentes suelen cruzar múltiples fronteras durante su producción, y cada cruce puede activar nuevos aranceles y sumar costos adicionales que, en última instancia, inflan el precio del producto final.

El impacto financiero es considerable. El análisis de PwC muestra que las medidas comerciales propuestas podrían elevar de manera significativa los aranceles de la industria de Tecnología y Telecomunicaciones. A esto se suman las posibles contramedidas de otros países y la amenaza creciente de impuestos a los servicios digitales, junto con las respuestas de EE. UU., lo que vuelve aún más incierto el panorama.

En este entorno complejo, los aranceles se han convertido en un factor crucial que redefine precios, planificación estratégica y eficiencia operativa. Los líderes de la cadena de suministro ya clasifican los conflictos comerciales entre las principales amenazas al crecimiento: el 32 % señala que podrían limitar su capacidad de vender productos o servicios.

Las empresas están respondiendo. Las cadenas de suministro han vuelto a ocupar un lugar prioritario en las salas de juntas. Muchas compañías han comenzado a externalizar o relocalizar operaciones para reducir la exposición al riesgo geopolítico. Apple, por ejemplo, anunció que la mayoría de los dispositivos que pronto llegarán a EE. UU. provendrán de India y Vietnam. Otras tecnológicas están invirtiendo en plantas de semiconductores en territorio estadounidense.

Según una encuesta reciente de PwC Pulse, el 60 % de los directores de operaciones está considerando cambios en su presencia global, ya sea localizando o relocalizando producción y abastecimiento. Sin embargo, incluso la formación de bloques regionales para fomentar la cooperación intrabloque puede aumentar la complejidad regulatoria y limitar las opciones de diversificación.  

En telecomunicaciones y tecnología, las cadenas de suministro se encuentran en constante transformación, y la globalización muestra una clara tendencia hacia la regionalización.

Cómo los aranceles están transformando la estrategia en todas las funciones empresariales

Los aranceles y otras fuerzas geoeconómicas no solo afectan el cumplimiento comercial o las compras, sino que inciden en todas las funciones de la organización: desde la cadena de suministro hasta el desarrollo de productos, la planificación de capital y el diseño de infraestructura, incluida la arquitectura de red y la construcción de centros de datos a gran escala.

En el caso de los centros de datos, estas dinámicas pueden traducirse en mayores costos de insumos críticos —servidores, hardware de almacenamiento, sistemas de refrigeración y equipos de energía de respaldo—, muchos de ellos dependientes de componentes de origen global que hoy están bajo un mayor escrutinio comercial. Estas presiones repercuten de manera directa en los precios, las decisiones de abastecimiento e, incluso, en la estrategia a largo plazo de I+D e instalaciones.

Las empresas líderes ya reconocen este escenario y están adoptando un enfoque multidisciplinario para fortalecer su resiliencia, incorporando la experiencia de los equipos de finanzas, ingeniería, cadena de suministro, aduanas, impuestos y precios de transferencia.

Los imperativos estratégicos pueden agruparse en cuatro dominios empresariales clave:

  • Planificación estratégica y financiera.

  • Gestión de la cadena de suministro.

  • Construcción y operaciones de infraestructura digital.

  • Operaciones comerciales 

Aunque son distintos, estos dominios deben integrarse y operar en conjunto para garantizar una respuesta eficaz y completa.

1. Planificación estratégica y financiera

Los aranceles no representan solo un pequeño aumento de costos en una hoja de Excel; afectan prácticamente todas las líneas de la cuenta de resultados, desde el costo de los bienes vendidos (COGS, por sus siglas en inglés) hasta los gastos operativos, los precios de transferencia intercompañía y los impuestos.

Por ello, los equipos financieros necesitan herramientas de simulación avanzadas capaces de modelar los efectos de primer, segundo y tercer orden de los escenarios arancelarios. Un arancel sobre hardware importado, por ejemplo, puede aumentar el costo de los equipos y desencadenar un efecto agregado que impulse la inflación, debilite los tipos de cambio y eleve las tasas de interés, lo cual repercute en los costos de suministro y de capital.

Es crucial que estos modelos no sean estáticos. Las organizaciones líderes desarrollan simulaciones dinámicas vinculadas a fuentes de datos en tiempo real e indicadores de alta frecuencia (HFI, por sus siglas en inglés), como cambios en la política económica, noticias empresariales, opinión pública en redes sociales y fluctuaciones financieras. Así garantizan que el análisis de escenarios se actualice de forma continua y receptiva.

Este enfoque permite ir más allá de las proyecciones a largo plazo y adaptarse en tiempo real a nuevas señales del entorno macroeconómico. El modelado debe incorporar estas variables para cuantificar impactos en flujo de caja y márgenes. Realizar pruebas de estrés con distintos escenarios arancelarios y de recesión ayuda a los líderes a tomar decisiones basadas en datos.

Cada empresa debe planificar para los peores (y mejores) casos: ¿qué ocurre con el EBITDA si un arancel del 25 % afecta a equipos críticos de red? ¿Qué sucede si los aranceles se extienden al software o a los servicios?  

Las empresas que integran pronósticos dinámicos y simulaciones arancelarias en su planificación habitual están mejor preparadas para adaptarse. Los especialistas en aduanas complementan estos modelos con información en tiempo real sobre clasificaciones arancelarias, tasas de derechos, exenciones y posibles medidas de mitigación, como acuerdos de libre comercio o depósitos aduaneros.

La planificación de contingencias debe ampliarse para abarcar un espectro más amplio de futuros posibles: desde un retorno al libre comercio hasta guerras comerciales prolongadas o incluso una desvinculación total entre las principales economías. Cada escenario plantea desafíos distintos, que van desde recesiones profundas hasta un crecimiento lento acompañado de costos crecientes.

Las estrategias frente a posibles desarrollos geopolíticos y comerciales —como impuestos a servicios digitales, nuevos controles a las exportaciones tecnológicas o sanciones en mercados clave— deberían guiar decisiones sobre el ritmo de inversión, la entrada o salida de mercados y la asignación de capital.

En un escenario de “bifurcación tecnológica", con estándares y cadenas de suministro divididos por regiones, un operador global de infraestructura digital tendría que decidir cómo localizar centros de datos o rediseñar redes. Las empresas líderes ya están transitando de planes estáticos anuales a planes de escenarios continuos integrados en sus ciclos de gestión de riesgos.

El objetivo es ganar agilidad; anticipar qué palancas estarán disponibles —reducción de costos, aumento de precios, abastecimiento alternativo, entre otras— según evolucione el entorno macroeconómico.

Las consideraciones arancelarias deben orientar tanto la disciplina en el gasto como las iniciativas de eficiencia.  

Esto implica aplicar controles rigurosos de costos, emprender transformaciones orientadas al crecimiento y utilizar de forma estricta los principios del presupuesto base cero. Este enfoque obliga a los líderes a analizar críticamente cada categoría de gasto para identificar vulnerabilidades arancelarias y detectar oportunidades de reducción o eliminación de riesgos.  

Desarrollar y priorizar proactivamente iniciativas de ahorro permite mitigar los impactos inmediatos y, al mismo tiempo, posicionar a la organización para lograr resiliencia a largo plazo y ventaja competitiva en un entorno de incertidumbre geopolítica.

¿Qué activos y operaciones son más vulnerables a perturbaciones geopolíticas y cómo avanzar hacia una mayor soberanía económica? Esta es una pregunta estratégica clave en un mundo en proceso de desglobalización.

Los operadores de telecomunicaciones y centros de datos deben identificar la infraestructura y las capacidades críticas que representan mayor riesgo en caso de restricciones comerciales o conflictos políticos. Esto abarca desde la ubicación de centros de datos, cables submarinos y plataformas de red central, hasta la concentración de talento especializado.

La respuesta puede implicar establecer nuevas instalaciones en jurisdicciones políticamente alineadas, diversificar el desarrollo de software o los centros de servicios gestionados, y asegurar proveedores alternativos en países aliados. Muchas compañías ya consideran localizar la producción de componentes clave y regionalizar el almacenamiento de datos para cumplir con los requisitos de soberanía.

La regionalización de operaciones críticas se está convirtiendo en una necesidad estratégica más que en un requisito de cumplimiento. En la práctica, puede significar duplicar nodos de la cadena de suministro en distintas regiones —con las inevitables compensaciones de costos— para protegerse contra puntos únicos de fallo. El reto está en equilibrar la eficiencia de la escala global con la resiliencia que ofrece el control local. 

Dominio estratégico  Tema Pregunta central de estrategia
Planificación estratégica y financiera Simulación ¿Cómo podemos utilizar herramientas de simulación para evaluar el impacto de los aranceles en las métricas financieras y orientar las decisiones?

Escenarios

 

¿Cómo nos preparamos para una variedad de escenarios geoeconómicos y los integramos en la planificación?
Gestión de gastos ¿Cómo podemos alinear la gestión del gasto con la exposición tarifaria para priorizar el control de costos?
Soberanía ¿Qué activos son vulnerables al riesgo geopolítico y cómo podemos localizarlos para aumentar la soberanía?

2. Gestión de la cadena de suministro

Cuando los vientos cambian de forma repentina, contar con inventario crítico puede marcar la diferencia entre mantener la continuidad o caer en crisis. Los gerentes de cadena de suministro deben planificar inventarios ajustados al riesgo para componentes y materiales clave.  

En lugar de depender ciegamente de modelos justo a tiempo, es necesario definir niveles óptimos de inventario y actualizar los pedidos de categorías de alto riesgo (como semiconductores, fibra y chips especializados) con base en un análisis de costo-beneficio. Esto puede implicar semanas adicionales de suministro en componentes con plazos de entrega extensos o con pocas fuentes alternativas.

La reciente escasez de semiconductores dejó una lección clara: un inventario de seguridad estratégico funciona como póliza de seguro frente a aranceles o prohibiciones de exportación repentinas.

Cada empresa deberá diseñar su propia estrategia. Algunas pueden comprar en grandes volúmenes antes de fechas límite arancelarias; otras, aprovechar almacenes aduaneros o zonas francas para reducir costos. La clave está en usar los datos para equilibrar resiliencia y costo: identificar dónde los amortiguadores de inventario mitigan el riesgo de manera más efectiva, evitando así presionar innecesariamente la liquidez.  

Los equipos de aduanas cumplen un rol fundamental, ya que pueden asesorar sobre mecanismos de ahorro en aranceles —como programas de libre comercio o zonas aduaneras— y ayudar a trazar rutas que reduzcan fricciones en los flujos transfronterizos.

La logística puede convertirse en un cuello de botella cuando entran en juego los aranceles. Si un país A impone tarifas, pero un país B no, ¿es posible redirigir los envíos? Para responder a estas situaciones, los equipos de cadena de suministro deben construir redes logísticas flexibles con opciones multimodales, lo que implica negociar rutas alternativas o diversificar los puertos de entrada.  

Pasar de depender de un puerto principal a usar varios más pequeños puede prevenir retrasos por un arancel o un incidente puntual en aduanas.

Algunas compañías también optan por deslocalizar el ensamblaje, trasladando productos a un país vecino para completar su producción final y así beneficiarse de acuerdos comerciales, como ocurre con el ensamblaje en México bajo el T-MEC para acceder al mercado estadounidense. 

Además, la tecnología se vuelve una aliada clave: herramientas como el rastreo mediante IoT o el enrutamiento con IA permiten monitoreo en tiempo real y redireccionamiento dinámico ante cierres de fronteras o retrasos crecientes. En un entorno comercial volátil, la logística ágil —capaz de redirigir envíos sobre la marcha, usar transporte aéreo de forma puntual para evitar retrasos y ajustar los INCOTERMS con proveedores— se convierte en una capacidad vital.

Diversificar proveedores es esencial. Muchos fabricantes tecnológicos dependen de relaciones de suministro prolongadas, a menudo con un solo proveedor para un chip específico o con un único país para un mineral estratégico. Los aranceles y las barreras comerciales han expuesto lo frágil de este modelo.  

Por ello, los responsables de compras y cadenas de suministro deberían acelerar las estrategias de doble abastecimiento, especialmente en segmentos de alta concentración como semiconductores, tierras raras y hardware de telecomunicaciones.

Un análisis de riesgos ayuda a detectar las vulnerabilidades de depender en exceso de una región o proveedor. A partir de allí, las empresas pueden invertir en la cualificación de nuevos socios o en acuerdos con proveedores actuales para trasladar producción a otros lugares. Ejemplo de esto son los OEM de telecomunicaciones que comenzaron a abastecerse más desde Vietnam, India y Europa del Este, reduciendo así su dependencia de un solo país asiático.

La sustitución también incluye ajustes en el diseño: ¿puede un producto adaptarse para usar componentes más disponibles si un proveedor falla o eleva sus precios? La ventaja competitiva residirá en la agilidad.  

Las compañías líderes ya usan paneles de control digitales y análisis en tiempo real para detectar interrupciones y activar alternativas rápidamente. En la práctica, esto puede traducirse en contar con una biblioteca de piezas intercambiables o un grupo precalificado de proveedores secundarios listos para actuar de inmediato.

Externalizar o relocalizar la producción hacia países con relaciones comerciales favorables —o incluso dentro del propio territorio— puede mitigar riesgos arancelarios y geopolíticos. Gigantes de la nube y fabricantes de telecomunicaciones ya anunciaron planes de expansión local, abriendo plantas en EE. UU. o la UE, motivados por incentivos políticos y la incertidumbre internacional. Aunque trasladar operaciones eleva costos en el corto plazo, reduce la exposición a largo plazo.

El análisis debe responder preguntas críticas: ¿qué líneas de producto justifican producción local pese a mayores costos de mano de obra o instalaciones? ¿Qué insumos podrían obtenerse de socios comerciales exentos de aranceles?  

Algunas empresas están recurriendo a la fabricación por contrato en regiones como Latinoamérica o el Sudeste Asiático, que disfrutan de acceso preferencial a mercados clave.

Los incentivos gubernamentales, como los fondos de la Ley CHIPS en EE. UU. o los programas de la UE para semiconductores, ayudan a compensar estos costos. El cálculo clave consiste en comparar el costo de la disrupción —o incluso la pérdida total de acceso a un mercado— frente al incremento de costos operativos.

Desarrollar un modelo operativo flexible, capaz de adaptarse a fronteras y políticas cambiantes, es vital. Con el respaldo de los equipos de aduanas, las empresas pueden evaluar mejor la documentación de origen, gestionar la exposición arancelaria y navegar entornos regulatorios en evolución que impactan directamente en las decisiones de abastecimiento y logística.

Dominio estratégico Tema Pregunta central de estrategia
Gestión de la cadena de suministro Acumulación de existencias ¿Qué niveles de inventario estratégicos mitigarán el riesgo de shocks arancelarios e interrupciones del suministro?
Envío inteligente ¿Podemos reconfigurar la logística y el enrutamiento para reducir la exposición arancelaria y aumentar la flexibilidad?
Sustitución ¿Dónde están nuestras dependencias de suministro y cómo podemos diversificar y sustituir proveedores o materiales?
Desplazamiento de la costa ¿Qué procesos de abastecimiento y producción deberían trasladarse a regiones aliadas o nacionales?

3. Construcción y operaciones de infraestructura

La planificación de capital para la construcción de redes y centros de datos —como la implementación de fibra óptica, las actualizaciones de 5G o la instalación de centros de datos de hub o edge— debería ser más ágil y escalonada.

Tradicionalmente, los operadores comprometían grandes inversiones de capital por adelantado en proyectos de infraestructura plurianuales. En el actual contexto de incertidumbre comercial, resulta más prudente secuenciar el gasto en incrementos pequeños, vinculados a hitos o a factores de demanda.

Por ejemplo, en lugar de adquirir equipos de red para 24 meses en una sola compra (con el riesgo de enfrentar un aumento arancelario en el segundo lote), un operador puede programar compras trimestrales y mantener la opción de aplazarlas o acelerarlas según la evolución del entorno comercial.  

Las implementaciones por fases y los diseños modulares reducen el riesgo de quedar atados a un contrato inflexible. Si el costo de un componente clave aumenta un 50 % debido a tarifas, la empresa puede pausar y replantear la inversión en lugar de sobrecomprometerse. 

Este enfoque se integra también en la planificación financiera por escenarios: modelar el valor actual neto (VAN) de los proyectos bajo distintos supuestos de costos y aprobar la siguiente fase solo cuando cumpla con los umbrales de rentabilidad.  

En esencia, los operadores de infraestructura digital —incluyendo redes, sistemas de telecomunicaciones y centros de datos— necesitan flexibilizar sus programas de inversión de capital. Algunos incluso exploran modelos de arrendamiento o de hardware como servicio (véase “Cambio de servicio” más adelante) para transformar elevados costos iniciales en gastos operativos más adaptables.

Además, durante la planificación de infraestructura, los equipos de aduanas pueden identificar oportunidades de aplazamiento o exención de aranceles —como el perfeccionamiento activo o la importación temporal— que ayuden a reducir la inversión inicial en equipos importados.

La adopción de estándares abiertos e interoperables es una estrategia eficaz para reducir la dependencia de un único proveedor o país. En telecomunicaciones, el auge de Open RAN (red de acceso radioeléctrico) ilustra bien esta dinámica: en lugar de depender de equipos propietarios de uno o dos fabricantes, los operadores obtienen la flexibilidad de combinar hardware y software de distintos proveedores.

Los estándares e interfaces abiertos rompen la dependencia de un único proveedor, lo que facilita reemplazar un equipo si queda afectado por aranceles o embargos. No obstante, la transición a ecosistemas abiertos también conlleva retos, como la complejidad de la integración, diferencias de rendimiento o la necesidad de nuevas capacidades técnicas para gestionar redes multiproveedor.  

Por ello, conviene realizar un análisis de desventajas que valore si la flexibilidad de cambiar de proveedor —y evitar riesgos arancelarios— justifica el esfuerzo inicial de certificación e integración.

En muchos casos, el costo de mantener esa flexibilidad se compensa con la protección frente a cadenas de suministro rígidas y propietarias. El mismo principio se aplica al hardware de centros de datos (p. ej., diseños de proyectos de computación abierta) y al software (plataformas de código abierto).  

Al comprometerse con estándares abiertos, las empresas de telecomunicaciones y tecnología acceden a mayores opciones estratégicas, como adquirir equipos de proveedores alternativos en Europa, Corea o incluso a nivel local, en caso de que un proveedor se vuelva problemático. Las decisiones de abastecimiento, complementadas con análisis aduaneros, pueden optimizar aún más la exposición arancelaria al seleccionar tanto estándares como regiones de proveedores.

Cuantas más funciones de red se gestionen mediante software, menor será la dependencia del hardware sujeto a tarifas. Los operadores de telecomunicaciones están acelerando la adopción de redes definidas por software (SDN), la virtualización de funciones de red (NFV) y las arquitecturas nativas de la nube.  

Estas tecnologías desacoplan los servicios de los dispositivos físicos, permitiendo, por ejemplo, ejecutar funciones de red virtualizadas en servidores genéricos que pueden obtenerse o fabricarse con mayor facilidad en mercados más favorables.

Del mismo modo, trasladar la inteligencia central de la red al software en la nube permite que, si el hardware de un proveedor se encarece repentinamente, el operador pueda migrar a otro con una interrupción mínima. Aunque las cadenas de suministro de software presentan sus propios riesgos geopolíticos (como restricciones de propiedad intelectual o uso de código extranjero), en general ofrecen mayor flexibilidad.

Este cambio hacia un entorno definido por software también permite reconfigurar rápidamente las redes frente a cambios de costos. Si los proveedores internacionales de ancho de banda elevan sus precios, por ejemplo, una WAN definida por software puede redirigir el tráfico automáticamente a rutas alternativas.  

La cloudificación de las redes, además, responde a la necesidad de escalar rápidamente: incrementar capacidad mediante software resulta más ágil que depender de costosas adquisiciones de hardware. En resumen, invertir en la transformación digital de las operaciones de red proporciona una defensa sólida frente a las tarifas y otras incertidumbres.

Otra vía estratégica es transformar la relación con los proveedores y los modelos de adquisición. En lugar de realizar grandes compras iniciales de equipos —exponiéndose a tarifas y depreciación—, los operadores pueden adoptar modelos “como servicio”, convirtiendo gastos de capital en gastos operativos.  

Estos contratos suelen ser más flexibles y renegociables si cambian las condiciones.

Por ejemplo, un proveedor de servicios gestionados podría absorber parte de los costos arancelarios o distribuirlos entre clientes, mientras que una compra directa de hardware deja al operador completamente expuesto.  

Asimismo, los contratos de corto plazo o los modelos de arrendamiento permiten reevaluar de manera continua el panorama. Si una tecnología o un proveedor se vuelven inviables, la empresa evita costos hundidos y puede adaptar su estrategia en la siguiente renovación contractual.

Este enfoque ya se aplica en ámbitos como el arrendamiento de equipos para centros de datos, las migraciones a la nube (recurriendo a proveedores en lugar de adquirir servidores propios) e incluso el uso compartido de redes de acceso radioeléctrico. En esencia, se trata de externalizar parte del riesgo.  

Eso sí, conviene asegurar que los contratos incluyan cláusulas de transferencia o ajuste de tarifas para evitar que los proveedores trasladen los costos a mitad de camino.

El objetivo es ganar agilidad operativa convirtiendo costos fijos en variables, adaptables a los cambios geoeconómicos.

Dominio estratégico Tema Pregunta central de estrategia

Construcción y operaciones de infraestructura

 

Secuenciación del gasto ¿Cómo escalonaremos las inversiones en infraestructura para minimizar el bloqueo tarifario y maximizar la agilidad?
  Estándares ¿Cómo puede la adopción de estándares abiertos reducir el bloqueo de proveedores y el riesgo arancelario?
  Transformación definida por software ¿Cómo pueden SDN y la virtualización reducir la dependencia de hardware específico sujeto a tarifas? 
  Cambio de servicio (operaciones) ¿Podemos convertir las adquisiciones con gran inversión de capital en modelos basados en servicios más flexibles para gestionar el riesgo tarifario?

4. Operaciones comerciales

Algunas empresas de electrónica de consumo han empezado a aplicar “recargos arancelarios temporales” a sus productos, mientras que otras han optado por incrementos de precio más discretos.  

Además de trasladar a los consumidores parte o la totalidad de los aumentos de costes derivados de las tarifas, los operadores de telecomunicaciones podrían considerar la aplicación de recargos en servicios que requieren un uso intensivo de equipos, como tarifas de instalación más altas para fibra óptica o cargos especiales en la compra de teléfonos.

De manera similar, los proveedores de centros de datos y servicios en la nube podrían trasladar los mayores costos de chips, equipos informáticos y de red mediante recargos en infraestructura como servicio (IaaS) o en coubicación, con el fin de proteger los márgenes.  

En instalaciones de gran escala, esto podría incluir tarifas adicionales en servicios con alto consumo de energía y hardware, o precios variables ligados a los ciclos de renovación de infraestructura.

Cualquier estrategia de traslado de costos exige analizar con cuidado la elasticidad del precio, la percepción del cliente y la reacción de la competencia, tanto en el ámbito local como internacional.  

La estrategia de precios, por tanto, debería ser más flexible y segmentada: quizá los clientes corporativos estén dispuestos a pagar una prima por asegurar el suministro constante de equipos, mientras que los consumidores minoristas tienden a ser más sensibles al precio.

El uso de modelos de disposición a pagar permite estimar qué proporción de los aumentos absorberá el mercado. Al mismo tiempo, la transparencia resulta crucial para la confianza en la marca: una encuesta reciente muestra que el 61 % de los estadounidenses prefiere que las empresas revelen cómo influyen los aranceles en los cambios de precios.  

Para proteger los márgenes, también conviene explorar coberturas mediante contratos a largo plazo con clientes clave antes de que los costos se incrementen, así como compras anticipadas de divisas o componentes.

Las carteras de productos y servicios pueden necesitar ajustes según su nivel de exposición arancelaria. Si ciertos dispositivos se encarecen notablemente, la empresa debería considerar alternativas. Un operador de telecomunicaciones, por ejemplo, podría reorientar su estrategia de marketing desde un teléfono fabricado en China hacia otro de origen coreano, indio o local, con tarifas más bajas.

En el caso de las empresas que gestionan sus propios centros de datos, un camino para mitigar el impacto de aranceles sobre hardware importado es trasladar cargas de trabajo a la nube, donde los costos de infraestructura se diluyen.  

Para los proveedores de nube a gran escala, en cambio, la sustitución implica redefinir cómo diseñan y fabrican su propio hardware. Muchas compañías líderes ya producen equipos a medida —inicialmente para optimizar el rendimiento—, lo que ahora les otorga mayor control sobre la cadena de suministro y la capacidad de mover la producción entre regiones conforme cambian las políticas comerciales.

La sustitución eficaz requiere coordinación estrecha entre desarrollo de productos, compras y marketing/ventas. Las empresas deben identificar qué ofertas incorporan altos costos arancelarios y diseñar alternativas o paquetes que reduzcan la exposición. Sin embargo, retirar repentinamente un producto popular puede afectar la fidelidad de los clientes, por lo que conviene acompañar la transición con incentivos o formación. Un mensaje claro podría ser: “Ya no ofrecemos el Dispositivo X, pero el Dispositivo Y cubre el 90 % de sus funciones a un precio similar y sin recargo”.

También es fundamental evaluar el impacto en la marca: sustituir por productos percibidos como de menor calidad puede erosionar la prima de valor. Una opción es desarrollar líneas propias con fabricación local o regional para sortear aranceles, práctica que algunas empresas ya están retomando.  

En todo caso, resulta clave estar preparados para rotar promociones y gamas de productos según la evolución del mercado. Colaborar con los equipos de aduanas permite anticipar qué productos son más vulnerables y ajustar inventarios y mensajes de cara a minimizar interrupciones en la experiencia del cliente.

El auge de los modelos de suscripción y as a service en tecnología ofrece un colchón frente a la volatilidad de costos. Proveer dispositivos bajo un esquema de suscripción mensual (dispositivo como servicio) distribuye el gasto y reduce la sensibilidad de los clientes ante aumentos de precios. Esta modalidad también puede prolongar los ciclos de vida de los equipos, disminuyendo aún más la exposición.

Por ejemplo, si los aranceles elevan en un 20 % el precio de un dispositivo, un cliente quizá rechace pagar $1.200 de contado, pero acepte un incremento de apenas $5 en la cuota mensual. Del mismo modo, los servicios de telecomunicaciones que integran hardware, software y conectividad en una sola suscripción ayudan a suavizar las fluctuaciones de costos, mejoran la retención y se alinean con la tendencia de los proveedores, que cada vez están más abiertos a esquemas de precios basados en resultados o arrendamiento. Así, ambas partes comparten el riesgo.

Las empresas con ingresos recurrentes tienden a mostrar mayor resiliencia en tiempos de volatilidad. La transición a modelos de suscripción aporta previsibilidad a los clientes y fidelización a los proveedores, quienes a su vez pueden ajustar los precios gradualmente. Además, evita caídas abruptas de márgenes, convirtiéndolas en procesos de ajuste que pueden gestionarse con medidas de eficiencia adicionales.

En este contexto, los equipos de aduanas pueden apoyar identificando qué SKU o paquetes presentan mayores costos de entrega, orientando así las decisiones de recargos o sustituciones por región. 

Las prácticas de economía circular —reacondicionamiento, reutilización y reciclaje— no solo impulsan los objetivos de sostenibilidad, sino que también aumentan la eficiencia arancelaria al reducir la necesidad de importar nuevas unidades.

Un operador de centros de datos, por ejemplo, puede extender la vida útil de sus servidores o reutilizar hardware entre instalaciones, posponiendo la compra de equipos sujetos a aranceles. De manera similar, un minorista de telecomunicaciones con programas sólidos de intercambio y reacondicionamiento puede reintroducir teléfonos inteligentes al mercado, cubriendo parte de la demanda sin depender de importaciones. Estas medidas crean resiliencia al establecer circuitos internos de suministro.

La economía circular también se convierte en ventaja competitiva, ya que atrae a clientes más conscientes del medioambiente, recibe buena acogida por parte de reguladores (que incluso pueden otorgar concesiones) y genera interés de inversores que valoran una gestión de riesgos con visión de futuro. Además, abre oportunidades en segmentos de menor poder adquisitivo o con acceso limitado a crédito, al ofrecer dispositivos reacondicionados a menor costo.

Al mantener los recursos en uso por más tiempo, las empresas también mitigan la escasez de materiales y capturan más valor en la cadena de suministro. Invertir en instalaciones de reacondicionamiento o asociarse con recicladores especializados permite crear fuentes secundarias de suministro libres de aranceles. Y, en algunos casos, el uso de materiales reciclados en la fabricación puede incluso habilitar exenciones o reducciones arancelarias. 

Dominio estratégico Tema Pregunta central de estrategia
Operaciones comerciales Recargos ¿Debemos trasladar los costos de las tarifas a los clientes y cómo evaluamos su impacto en los precios y la demanda?
  Sustitución (productos) ¿Cómo adaptamos nuestra combinación de productos y orientamos a los clientes hacia alternativas con tarifas más bajas? 
  Cambio de servicio (modelo de negocio) ¿Podemos mitigar los picos de costos a través de modelos de suscripción que distribuyan el impacto de las tarifas a lo largo del tiempo?
  Sostenibilidad ¿Cómo pueden las prácticas de economía circular reducir las necesidades de importación y crear reservas de suministro libres de aranceles? 

Lo que puedes hacer ahora

Los líderes de telecomunicaciones y centros de datos necesitan un manual interdisciplinario para desarrollar resiliencia.  

Aquí presentamos cinco acciones estratégicas para ayudarles a resistir la disrupción y liderar, a pesar de un panorama geoeconómico fragmentado.

  1. Mapea tu exposición. Realiza una auditoría completa de tu exposición en finanzas, cadenas de suministro, tecnologías y alianzas. conoce cómo los aranceles, las sanciones o los cambios comerciales podrían afectar tu cuenta de resultados y operaciones, desde líneas de productos específicas hasta relaciones con proveedores clave.
  2. Desarrolla resiliencia ante diversos escenarios. Establecer estrategias de respuesta para escenarios comerciales y geopolíticos plausibles, incluyendo escenarios extremos como una amplia disociación, nuevos impuestos digitales o regulaciones regionales de internet. Practicar simulaciones teóricas para que tu equipo pueda responder con agilidad en condiciones ambiguas y en constante cambio.

  3. Replantea la estrategia de proveedores. Evalúa las relaciones con todos los principales proveedores y socios, no solo en términos de costo y rendimiento, sino también en función de la alineación con el riesgo geopolítico. Considera la diversidad de ubicaciones de los proveedores, las estructuras de propiedad y la solidez de su cadena de suministro. Prioriza a los socios que demuestren resiliencia y un compromiso compartido para afrontar la incertidumbre comercial.

  4. Adopta un diseño que priorice el software. Acelera las inversiones en arquitecturas definidas por software, virtualizadas y basadas en la nube que reduzcan la dependencia de hardware especializado. Cuanto más residan tus capacidades empresariales en el software y la nube, más podrá mitigar las interrupciones de la cadena de suministro física y adaptarse con rapidez.

  5. Integra la sostenibilidad en su estrategia. Trata la sostenibilidad y la resiliencia como iguales. Al adoptar modelos circulares, no solo podrás avanzar en tus objetivos de sostenibilidad, sino que también reducirás la dependencia de nuevas importaciones y proporcionarás un margen de seguridad ante las fluctuaciones de la oferta. Alinea tus iniciativas verdes con tu estrategia de riesgo geoeconómico para obtener beneficios combinados.

Las cadenas de suministro se han convertido en terreno político. Las plataformas tecnológicas requieren cada vez más control soberano. Para prosperar, los líderes de telecomunicaciones y centros de datos necesitan simular, someter a pruebas de estrés y reinventar continuamente sus operaciones para afrontar la volatilidad.  

Quienes toman medidas proactivas —redefiniendo las rutas de suministro, rediseñando las redes y replanteando las alianzas— no solo sortearán la tormenta, sino que también podrán posicionarse para encontrar oportunidades en ella.

Este artículo está basado en el artículo “Telecoms and tech are bracing for a fractured global economy” de PwC EE.UU. Esta versión es organizada y revisada por PwC Colombia.

La transformación del sector de telecomunicaciones exige resiliencia y visión estratégica.

En PwC ayudamos a las empresas a anticipar riesgos geoeconómicos, rediseñar sus cadenas de valor y aprovechar la tecnología para crecer con solidez.

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