Colombia: claves económicas para inversionistas

Colombia: claves económicas para inversionistas
  • Blog
  • 15 minute read
  • Octubre 17, 2025
Eliana  Bernal Castro

Eliana Bernal Castro

Socia de Servicios Legales, Laborales, Seguridad Social y Trámites, PwC Colombia

Karen  Africano

Karen Africano

Gerente de Precios de Transferencia, PwC Colombia

El entorno económico colombiano se encuentra en una etapa de transición marcada por la moderación de la inflación, ajustes en la política monetaria, recuperación sectorial y una creciente necesidad de inversión estratégica. Los inversionistas enfrentan un panorama complejo pero lleno de oportunidades, especialmente en sectores clave que han mostrado resiliencia y dinamismo. 

Desde el fin de la pandemia, la economía mundial ha enfrentado desafíos estructurales que han impactado directamente a los mercados emergentes. Las interrupciones en las cadenas de suministro, la crisis energética y alimentaria derivada del conflicto entre Rusia y Ucrania, y el aumento sostenido de la inflación han obligado a los bancos centrales a endurecer sus políticas monetarias. Este endurecimiento ha provocado una ralentización del crecimiento económico global, afectando tanto a economías avanzadas como a países en desarrollo. 

Sin embargo, el informe World Economic Situation and Prospects 2025 (Situación y perspectivas para la economía mundial; WESP, por sus siglas en inglés) muestra un panorama más optimista, anticipando que la desinflación y la flexibilización monetaria en muchos países impulsarán la demanda agregada. A pesar de ello, persisten riesgos significativos, como los conflictos en curso y las tensiones geopolíticas, que podrían limitar los efectos positivos de las políticas expansivas.

En términos de crecimiento, las previsiones para China y Estados Unidos siguen siendo positivas, aunque con un ritmo más lento. La Unión Europea, Japón y el Reino Unido muestran señales de recuperación moderada, mientras que economías emergentes como India e Indonesia presentan un desempeño sólido. 

No obstante, los países de bajos ingresos continúan enfrentando dificultades estructurales, como el acceso limitado al financiamiento, la falta de infraestructura crítica y la escasa inversión en capital humano. Estos factores limitan su capacidad de crecimiento y los hacen más vulnerables a los shocks externos. En este contexto, Colombia se posiciona como una economía emergente con fundamentos sólidos y una trayectoria de recuperación que la convierte en un destino atractivo para la inversión.

Crecimiento del PIB colombiano: señales de recuperación y oportunidades para el capital privado

Durante el año 2024, el Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia registró una variación positiva del 1.7 %, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Aunque este resultado fue menor a lo que esperaban los principales agentes económicos, es una mejora. Ellos pensaban en un crecimiento de cerca del 2.4 % para el tercer trimestre. Sin embargo, este resultado es mejor que lo que se vio en el primer semestre del año.

Esta recuperación moderada, aunque aún frágil, es interpretada por analistas como una señal de estabilización económica, especialmente si se considera el contexto regional y global de desaceleración.

Tasa de crecimiento en volumen trimestral (2021-I –2024-IV).

Fuente: Tasa de crecimiento anual. Información tomada de DANE, Cuentas Nacionales. Elaborado por PwC Colombia. (2025).

El crecimiento del PIB colombiano en 2024 fue impulsado principalmente por tres grandes grupos de actividades económicas. En primer lugar, el sector agropecuario —que incluye agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca— mostró un crecimiento conjunto del 8.1 %, contribuyendo con 0.8 puntos porcentuales a la variación anual del PIB. Este desempeño destaca la resiliencia del sector rural y su capacidad de adaptación frente a condiciones climáticas adversas y restricciones logísticas. Para los inversionistas, este comportamiento abre oportunidades en agroindustria, exportación de productos agrícolas, biotecnología aplicada al campo y cadenas de valor rurales.

En segundo lugar, las actividades relacionadas con la administración pública, defensa, seguridad social, educación y salud crecieron un 4.2 %, aportando 0.7 puntos porcentuales al crecimiento anual. Este grupo de actividades refleja el papel del gasto público en la dinamización de la economía, especialmente en momentos de contracción de la demanda privada. La inversión en infraestructura educativa y hospitalaria, así como en servicios digitales para la gestión pública, representa una oportunidad estratégica para el capital privado, especialmente en esquemas de asociación público-privada (APP).

El tercer grupo destacado corresponde a las actividades artísticas, de entretenimiento y recreación, junto con servicios prestados por los hogares como empleadores. Este conjunto creció también un 8.1 %, aportando 0.3 puntos porcentuales al PIB. Aunque tradicionalmente este sector ha sido considerado de menor impacto macroeconómico, su dinamismo reciente refleja cambios en los patrones de consumo y en la economía digital. La inversión en plataformas de contenido, eventos culturales, turismo experiencial y servicios creativos puede ser altamente rentable en un entorno de recuperación del consumo. 

Más allá de estos tres sectores, el comportamiento del PIB colombiano en 2024 muestra matices importantes que deben ser considerados por los inversionistas. Por ejemplo, el consumo privado evidenció una recuperación parcial, especialmente en bienes durables, impulsado por menores costos financieros. Sin embargo, el consumo de servicios como turismo y restaurantes mostró una tendencia moderada, lo que sugiere que la recuperación aún no es homogénea. Este contraste entre bienes y servicios puede orientar decisiones de inversión hacia segmentos con mayor elasticidad de demanda y menor exposición a factores externos.

Otro aspecto relevante es el papel de la inversión como motor del crecimiento. Según diversos análisis, la formación bruta de capital fijo mostró una aceleración por segundo periodo consecutivo, lo que indica una mayor confianza empresarial y una reactivación de proyectos de infraestructura, tecnología y expansión productiva. Para los inversionistas institucionales, este comportamiento representa una señal positiva para el desarrollo de fondos de inversión, fideicomisos inmobiliarios y vehículos de capital privado orientados al crecimiento.

En contraste, algunos sectores mostraron un desempeño débil o negativo durante 2024. Por ejemplo, el sector de vivienda quedó rezagado frente a la tendencia de aceleración generalizada, afectado por altos costos de financiamiento, baja demanda y restricciones normativas. Las industrias manufactureras también presentaron una recuperación limitada, con un crecimiento de apenas 0.3 %, luego de una contracción del 4.2 % en 2023. Estos sectores requieren estrategias de inversión más selectivas, enfocadas en nichos de valor agregado, eficiencia energética y transformación digital.

La evolución trimestral del PIB colombiano también ofrece información valiosa para los inversionistas. En el tercer trimestre de 2024, el PIB creció un 2.0 %, mientras que en el cuarto trimestre alcanzó un 2.3 %, lo que representa una mejora significativa respecto al cierre de 2023.  

Este repunte fue impulsado por sectores como comercio al por mayor y al por menor, transporte, almacenamiento, alojamiento y servicios de comida, que crecieron un 4.4 %. También se destacaron la administración pública y defensa (4.0 %) y el sector agropecuario (6.5 %). Estos resultados confirman la tendencia de recuperación y permiten identificar sectores con mayor dinamismo.

Tasa de crecimiento por sectores económicos (2023 y 2024)

Fuente: Tasa de crecimiento anual por sectores económicos. Información tomada de DANE, Cuentas Nacionales. Elaborado por PwC Colombia. (2025).

La comparación internacional también es relevante. Según la OCDE, Colombia se ubica como la sexta economía de mayor crecimiento entre los países miembros y asociados, junto con República Dominicana, Brasil y Perú. Este posicionamiento refuerza la percepción de Colombia como un destino atractivo para la inversión extranjera directa, especialmente en un entorno regional de crecimiento moderado. La OCDE proyecta que el PIB de América Latina crecerá en promedio 1.7 % en 2024, con una ligera mejora en 2025 y 2026, gracias a la recuperación de los salarios reales, la resiliencia de los mercados laborales y la relajación de la política monetaria.

Para los inversionistas, este contexto ofrece oportunidades en sectores estratégicos que han mostrado capacidad de adaptación y crecimiento. La clave estará en identificar proyectos con fundamentos sólidos, capacidad de escalabilidad y alineación con las tendencias globales de sostenibilidad, digitalización y transformación productiva. Colombia, con su diversidad sectorial, estabilidad institucional y apertura comercial, se presenta como un escenario propicio para el desarrollo de inversiones de impacto, capital de riesgo y financiamiento estructurado.

Inflación y política monetaria: estabilidad de precios y señales de flexibilización

Uno de los indicadores más relevantes para los inversionistas es la inflación, ya que afecta directamente el poder adquisitivo, la rentabilidad de los activos financieros y las decisiones de política monetaria. En el caso colombiano, el comportamiento de la inflación durante 2024 mostró una tendencia descendente que ha sido interpretada como una señal de estabilización macroeconómica. Según cifras del DANE, en diciembre de 2024 el Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró una variación del 5.20 %, significativamente inferior al 9.28 % observado en diciembre de 2023. Esta reducción refleja el impacto de las políticas monetarias contractivas implementadas por el Banco de la República, así como la disipación de choques previos en los precios de alimentos, energía y servicios.

Sin embargo, el análisis por divisiones revela que la inflación no ha sido homogénea. Algunas categorías como educación (10.62 %), restaurantes y hoteles (7.87 %), alojamiento y servicios públicos (6.96 %), bebidas alcohólicas y tabaco (5.57 %) y salud (5.54 %) se ubicaron por encima del promedio nacional. Estas divisiones concentran una parte significativa del gasto de los hogares, por lo que su comportamiento tiene implicaciones directas en el consumo privado y en la percepción de bienestar. Para los inversionistas, estos sectores representan áreas sensibles donde los márgenes pueden verse afectados por la presión de costos, pero también oportunidades para innovar en eficiencia operativa y diferenciación de servicios.

Por otro lado, divisiones como transporte (5.19 %), bienes y servicios diversos (3.33 %), alimentos y bebidas no alcohólicas (3.31 %), muebles y artículos para el hogar (2.18 %), prendas de vestir y calzado (2.06 %), recreación y cultura (-0.21 %) e información y comunicación (-0.93 %) se situaron por debajo del promedio nacional. Este comportamiento sugiere una moderación en los precios de bienes durables y servicios digitales, lo que puede estimular el consumo en estos segmentos. Para los inversionistas, este entorno es favorable para el desarrollo de modelos de negocio basados en tecnología, comercio electrónico, entretenimiento digital y servicios de valor agregado.

Comportamiento de la inflación en Colombia periodo 2022-2024

Fuente: Banco de la República - Datos a 31 de diciembre de 2024. Elaboración PwC.

El Banco de la República ha proyectado que la inflación continuará disminuyendo gradualmente, acercándose a la meta del 3 % en un horizonte de dos años. Esta convergencia será impulsada por la continuidad de la política monetaria contractiva, la normalización de los precios internacionales y la estabilidad cambiaria. 

No obstante, persisten riesgos que podrían generar nuevas presiones inflacionarias, como el alza del dólar, el impacto del verano en los precios de los alimentos, el incremento del salario mínimo en un 9.5 %, y la evolución de los precios de los servicios regulados. Para los inversionistas, es fundamental monitorear estos factores y ajustar sus estrategias de cobertura, fijación de precios y gestión de riesgos.

En este contexto, la política monetaria ha jugado un papel central en la estabilización de la economía colombiana. En diciembre de 2024, la Junta Directiva del Banco de la República decidió reducir la tasa de interés de política monetaria en 25 puntos básicos, llevándola al 9.5 %. 

Esta decisión fue tomada por mayoría y responde al mejor comportamiento de los principales indicadores de actividad económica, así como a la disminución sostenida de la inflación. La postura contractiva del Banco ha contribuido a la convergencia de la inflación hacia la meta, aunque las expectativas inflacionarias aún se sitúan por encima del 3 %, lo que sugiere que el proceso de normalización será gradual.

Para los inversionistas, esta reducción en la tasa de interés representa una señal de flexibilización que puede traducirse en condiciones más favorables para el financiamiento, la inversión productiva y el consumo. Según BBVA Research, esta decisión refleja una mejora en las proyecciones de crecimiento económico, estimando para 2025 un nivel cercano al 2.9 %.  

Este escenario es propicio para el desarrollo de proyectos de infraestructura, expansión empresarial, adquisición de activos y fortalecimiento de portafolios de inversión. Además, la reducción de tasas puede estimular el mercado de capitales, la colocación de bonos corporativos y el acceso a crédito por parte de las pequeñas y medianas empresas.

El comportamiento de las tasas de interés del sistema financiero también ha sido coherente con la política monetaria. Durante el cuarto trimestre de 2024, la cartera de crédito mostró una leve recuperación, especialmente en el segmento de consumo, y las tasas continuaron disminuyendo. Este ajuste se da en un contexto de recuperación económica y con expectativas mejoradas de otorgamiento de crédito por parte de las entidades bancarias. Aunque las condiciones para la concesión de nuevos préstamos siguen siendo relativamente estrictas, se observa una flexibilización gradual en algunas modalidades, lo que puede dinamizar el mercado crediticio en 2025.

Tasas de interés en Colombia 2022- corrido 2024

Fuente: Elaboración PwC. Datos: Banco de la República. Actualizado a enero de 2025.

La evolución de la DTF —tasa de captación efectiva anual— también refleja esta tendencia. Durante 2024, la DTF presentó un comportamiento decreciente, alcanzando su mayor valor en enero y descendiendo progresivamente hasta diciembre. Este descenso indica una reducción en el costo de los recursos para las entidades financieras, lo que puede traducirse en mejores condiciones para los prestatarios. Para los inversionistas institucionales, este entorno es favorable para la estructuración de portafolios de renta fija, la emisión de instrumentos financieros y la inversión en activos con tasas ajustadas al riesgo.

Tasa de captación - DTF efectivo anual

Fuente: Elaboración PwC. Datos: Banco de la República.

No obstante, el impacto de las tasas de interés elevadas y el endeudamiento de los hogares ha afectado la demanda de préstamos, resultando en un menor dinamismo de la cartera. Los establecimientos de crédito han sido muy estrictos al otorgar préstamos, debido al deterioro en los indicadores de calidad de la cartera y al aumento del gasto de provisiones. Este comportamiento refleja una mayor aversión al riesgo por parte del sistema financiero, lo que puede limitar el acceso al crédito para ciertos segmentos. Para los inversionistas, este entorno exige una evaluación rigurosa de los riesgos crediticios, una gestión activa de los portafolios y una diversificación adecuada de las fuentes de ingreso.

El comportamiento de la inflación, la política monetaria y las tasas de interés en Colombia durante 2024 y las proyecciones para 2025 configuran un entorno de estabilización macroeconómica con señales de flexibilización. Para los inversionistas, este escenario ofrece oportunidades en financiamiento, renta fija, crédito estructurado y desarrollo de proyectos productivos. La clave estará en identificar sectores con fundamentos sólidos, evaluar los riesgos asociados y diseñar estrategias que aprovechen las condiciones financieras actuales sin perder de vista los desafíos estructurales que aún enfrenta la economía colombiana. 

Riesgos macroeconómicos y contexto regional: claves para la gestión estratégica de inversiones

A pesar de las señales positivas que ha mostrado la economía colombiana en 2024, los inversionistas deben considerar una serie de riesgos macroeconómicos que podrían afectar el desempeño en 2025 y más allá. 

Estos riesgos no solo están relacionados con factores internos, sino también con dinámicas globales que inciden directamente en los flujos de capital, la estabilidad financiera y la confianza empresarial. La gestión estratégica de inversiones requiere una lectura cuidadosa de estos elementos, así como la capacidad de anticiparse a escenarios adversos mediante mecanismos de cobertura, diversificación y análisis prospectivo.

Uno de los principales riesgos es el aumento de las tensiones geopolíticas, especialmente en regiones clave para el comercio internacional y el suministro energético. Los conflictos en curso, como el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania, y las fricciones entre potencias como Estados Unidos y China, generan incertidumbre en los mercados financieros, afectan las cadenas de suministro y elevan los costos de producción. 

Para Colombia, estos eventos pueden traducirse en volatilidad cambiaria, presión sobre los precios de importación y menor demanda externa. Los inversionistas deben estar atentos a la evolución de estos conflictos y evaluar su impacto en sectores sensibles como minería, energía, agroindustria y manufactura.

Otro riesgo relevante es el cambio climático y sus efectos sobre la producción agrícola, la infraestructura y la salud pública. Colombia, por su ubicación geográfica y diversidad climática, es particularmente vulnerable a fenómenos como el fenómeno de El Niño, sequías prolongadas, inundaciones y deslizamientos. 

Estos eventos pueden afectar la productividad, elevar los costos operativos y generar pérdidas económicas significativas. Para los inversionistas, esto implica la necesidad de incorporar criterios de sostenibilidad, resiliencia climática y gestión ambiental en sus decisiones de inversión. El desarrollo de proyectos verdes, seguros paramétricos y tecnologías adaptativas puede ser una estrategia eficaz para mitigar estos riesgos.

La evolución de la inflación en otras jurisdicciones también representa un riesgo para Colombia. Si las presiones inflacionarias resurgen en economías avanzadas, es probable que los bancos centrales reduzcan el ritmo de los recortes de tasas, lo que podría generar un endurecimiento de las condiciones financieras globales. Esto afectaría el acceso al financiamiento externo, elevaría el costo de la deuda y limitaría la capacidad de inversión pública y privada. Para los inversionistas, este escenario exige una evaluación constante de las tasas internacionales, los diferenciales de riesgo país y la exposición a activos denominados en moneda extranjera.

La demanda externa débil es otro factor que puede limitar el crecimiento económico de Colombia. 

Aunque se proyecta una recuperación moderada en economías como Estados Unidos, Europa y Japón, el ritmo de expansión será inferior al promedio histórico. Esto implica que las exportaciones colombianas podrían enfrentar una menor demanda, especialmente en sectores como petróleo, carbón, café y flores. Para los inversionistas, esto sugiere la necesidad de diversificar mercados, fortalecer la competitividad de los productos colombianos y explorar oportunidades en economías emergentes con mayor dinamismo, como India, Indonesia y algunos países africanos.

En el plano interno, el endeudamiento de los hogares y las empresas sigue siendo una preocupación. Aunque las tasas de interés han comenzado a descender, el nivel de deuda acumulado durante los años de alta inflación y restricciones crediticias puede limitar la capacidad de consumo e inversión. Además, el deterioro en los indicadores de calidad de cartera y el aumento del gasto en provisiones por parte de las entidades financieras reflejan una mayor aversión al riesgo. Para los inversionistas, este entorno exige prudencia en la evaluación de proyectos apalancados, una gestión activa del riesgo crediticio y una estrategia de liquidez adecuada.

El contexto político también debe ser considerado. La incertidumbre en torno a reformas estructurales, cambios regulatorios y decisiones fiscales puede afectar la confianza empresarial y la estabilidad institucional. Aunque Colombia ha mantenido una tradición democrática sólida y un marco jurídico relativamente estable, los procesos de reforma pueden generar tensiones entre distintos actores económicos y sociales. Para los inversionistas, es fundamental seguir de cerca la evolución del entorno político, participar en espacios de diálogo público-privado y contar con asesoría legal especializada para navegar escenarios de cambio normativo.

En el contexto regional, Colombia se destaca como una de las economías más dinámicas de América Latina. Según la OCDE, junto con República Dominicana, Brasil y Perú, el país ha mostrado una capacidad de recuperación superior al promedio regional. Esta posición se explica por factores como la diversificación sectorial, la estabilidad macroeconómica, la apertura comercial y la calidad institucional. Sin embargo, la región en su conjunto enfrenta desafíos estructurales que pueden limitar el crecimiento a largo plazo, como la baja productividad, la informalidad laboral, la desigualdad y la debilidad en infraestructura.

La proyección de crecimiento para América Latina en 2025 y 2026 se sitúa en torno al 2.5 %, impulsada por la recuperación de Argentina, los recortes de tasas de interés y la resiliencia de los mercados laborales. En el caso de Colombia, se espera que el crecimiento converja hacia su nivel potencial, lo que implica una expansión moderada pero sostenida. Para los inversionistas, este entorno ofrece oportunidades en sectores estratégicos como energía renovable, infraestructura vial y digital, servicios financieros, agroindustria y turismo. La clave estará en identificar proyectos con alto impacto económico y social, capacidad de escalabilidad y alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Colombia se perfila como un destino atractivo para la inversión en 2025, en un entorno de recuperación económica, moderación de la inflación, flexibilización monetaria y dinamismo sectorial. 

Los inversionistas que logren identificar oportunidades en sectores estratégicos, gestionar adecuadamente los riesgos macroeconómicos y diseñar estrategias de largo plazo estarán bien posicionados para capitalizar el potencial del país. La combinación de estabilidad institucional, diversidad económica, apertura comercial y capacidad de adaptación convierte a Colombia en un escenario propicio para el desarrollo de inversiones sostenibles, rentables y transformadoras.

Descarga nuestra guía para inversionistas

Invertir en Colombia exige una visión integral del entorno económico y normativo.

En PwC te acompañamos en cada etapa del proceso de inversión, asegurando cumplimiento, transparencia y confianza para generar valor sostenible.

Síguenos PwC Colombia