Los criterios ESG, al igual que la digitalización, buscan transformar a las empresas desde el núcleo, es decir, cuestionar su propósito, el impacto que esta tiene en el mundo y cómo se alinea su modelo de negocios con las necesidades de la sociedad.
También cuestionamos la manera en cómo se informa y transparenta la información, un aspecto importante para entablar conversaciones con empleados y accionistas sobre qué estamos haciendo bien y qué se necesita cambiar.
Aunque parezca que hablar de ESG es un camino distante y no una prioridad para las empresas, pues la gran mayoría de estas están en un proceso de digitalización y de recuperación tras la pandemia de COVID-19, debemos entender que el crecimiento dependerá de transformar los modelos de negocio que implementen criterios que coadyuven a la mitigación del cambio climático, reduzcan las desigualdades sociales y cambien comportamientos corporativos.
Las empresas que aborden los desafíos de ESG tendrán que aceptar una reorientación de sus negocios hacia un ecosistema de creación de valor que aporte sostenibilidad ambiental, compromiso con los empleados y partes interesadas, así como una redefinición de su medición del éxito más allá de imperativos financieros.
La agenda ESG que las organizaciones busquen implementar debe estar adaptada a su propia especificidad e industria, pero ligada a tres dimensiones que aporten resultados sostenibles:
Las organizaciones que adapten sus negocios a la estrategia ESG necesitan comprender los detalles que podrían marcar la diferencia en su industria y sector, ¿cómo transformar la manera de hacer negocios alineados con la protección de los derechos humanos, la inclusión social o proteger la biodiversidad?
Michelle Orozco
Socia Líder de la Oficina Nacional de Auditoría y Soluciones ESG, PwC México