El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) atraviesa actualmente una fase de cambios continuos, con la mira puesta en su revisión clave en 2026. Para las empresas que operan en México, la volatilidad arancelaria, la complejidad de las reglas de origen y la incertidumbre regulatoria representan riesgos directos para la rentabilidad y la competitividad. Este escenario pone en evidencia que adaptarse ya no es suficiente; es necesario anticiparse.
En respuesta a este entorno, el presente análisis ofrece un marco de acción articulado en cuatro ejes estratégicos. Su objetivo es proporcionar una hoja de ruta para proteger los márgenes frente a la presión arancelaria, gestionar los riesgos asociados a la estrategia de nearshoring y construir una resiliencia operativa y fiscal a largo plazo
El paradigma arancelario está cambiando desde un entorno de estabilidad hacia uno más dinámico. Esta transformación, impulsada por políticas comerciales en Estados Unidos (EE. UU.) y por ajustes estratégicos en México, representa una oportunidad para que las empresas gestionen proactivamente sus operaciones y costos. El objetivo no solo mitigar riesgos, sino fortalecer la competitividad en el corredor comercial más importante de la región.
Por un lado, las políticas comerciales de Estados Unidos reconfiguran la estructura de los costos de exportación e imponen requisitos más estrictos para la certificación de origen, especialmente si se busca un trato arancelario preferente bajo el T-MEC. En paralelo, los ajustes estratégicos en México promueven nuevos incentivos para optimizar la cadena de suministro local y regional.
Para capitalizar esta nueva dinámica, es recomendable que las compañías prioricen las siguientes acciones estratégicas:
La promesa inicial del nearshoring, basada en la proximidad geográfica, se enfrenta a una nueva realidad definida por el creciente proteccionismo comercial en EE. UU. y los incentivos poco claros por parte de México. La reubicación de operaciones ya no es suficiente. El escrutinio sobre la procedencia de los componentes se ha intensificado y el riesgo de ser considerado una simple plataforma de transbordo (transshipment) para insumos asiáticos es hoy una amenaza real.
Las autoridades estadounidenses están poniendo mayor énfasis en distinguir la integración regional genuina de las simples operaciones de ensamblaje. Las empresas que dependen en gran medida de componentes adquiridos fuera de Norteamérica están en riesgo de perder un trato arancelario preferencial, enfrentar aranceles punitivos e incluso atravesar auditorías de origen agresivas.
En este entorno, la función del líder fiscal evoluciona: de ser un facilitador de la inversión a un guardián estratégico que valida la viabilidad y el cumplimiento del modelo de negocio regional.
La revisión del T-MEC, programada para 2026, representa un hito contractual que las empresas líderes están utilizando como un catalizador para una mejora interna. El enfoque se traslada de la espera pasiva a la preparación proactiva, utilizando este evento como una fecha de referencia para fortalecer la operación y fomentar la competitividad a largo plazo.
Los líderes fiscal y financiero tienen la oportunidad de guiar a la organización en la implementación de mejoras que pueden aportar valor, independientemente de los resultados finales del proceso de revisión.
Gestionar eficazmente las fluctuaciones arancelarias, las iniciativas de nearshoring y la revisión del T-MEC requiere más que una buena intención: demanda una maquinaria interna robusta y una infraestructura transparente. Este eje se enfoca en las acciones fundamentales para construir esa capacidad, dotando al líder fiscal de mayor control, predictibilidad y eficiencia en la operación de comercio exterior.
Optimizar las operaciones y el cumplimiento reduce la probabilidad de conflictos, pero no puede eliminarla completamente. En el entorno del T-MEC, una controversia formal (laboral, de origen o regulatoria) puede surgir rápidamente. La resiliencia final de una empresa no se mide por su capacidad para evitar disputas, sino por su preparación para gestionarlas.