El arrendamiento es una fuente de financiamiento importante para las empresas, ya que les permite acceder a diferentes activos, como maquinaria, equipamiento, inmuebles, entre otros, sin tener que hacer un fuerte desembolso de capital inicial.
En México, alrededor de 37% de las empresas arrienda menos de 100 activos, 22% arrienda entre 1,000 y 4,999, y 5% arrienda más de 10,000 para sus organizaciones.
En enero de 2016, el IASB emitió la NIIF 16 “Arrendamientos”, cuya vigencia será efectiva a partir del 1 de enero de 2019. Esta norma cambias las reglas principalmente para los arrendatarios, ya que tendrán que tomar en cuenta variables como los tipos de contratos (renta vs servicios, o contratos con ambos componentes), pagos fijos vs variables, la moneda en la que están firmados y los plazos que se han pactado.
El reconocimiento en el balance general, por parte del arrendatario, del derecho de uso del activo y un pasivo derivado de la deuda que se tiene con el arrendador durante el plazo acordado.
Las clasificaciones de arrendamientos entre operativos y financieros desaparecerán, por lo que bajo la nueva norma todos serán tratados similarmente a como se reconocen los arrendamientos financieros actualmente (excepto en el caso de ASC 842).
Cambios en el estado de resultados, en el que deberá reconocerse un gasto de depreciación y un gasto de interés, es decir, el gasto no será lineal durante el plazo, sino mayor en los primeros años, y la presentación cambiará.
Las empresas experimentarán impactos operativos y financieros importantes si cuentan con arrendamientos operativos actualmente, especialmente para el registro inicial de todos los arrendamientos y posteriormente para el reconocimiento subsiguiente, que potencialmente implicará la implementación de alguna solución tecnológica.
Las empresas que hacen doble reporte, incluyendo US GAAP, para efectos corporativos o de consolidación, tendrán un impacto aún mayor, ya que bajo US GAAP deberán seguir clasificando sus arrendamientos en operativos y financieros. Es importante entender el efecto que se tendrá en los procesos para la determinación de impuestos, ya que las leyes no han tenido cambios.
Los efectos de esta norma pudieran ser positivos según las métricas por las que se mida la entidad y las limitaciones en contratos para adquirir deuda (covenants), ya que habrá una mejora en EBITDA y en el flujo de efectivo operacional (NIF y NIIF). Sin embargo, se debe considerar también que habrá un incremento en la deuda (NIF, NIIF y US GAAP).
La norma presenta cambios complejos al buscar mayor transparencia en el reconocimiento de compromisos provenientes de arrendamientos, por lo que las empresas podrían hacer ciertos cambios en su estrategia para comprar los activos en lugar de arrendarlos. Esto conlleva una transformación de sus procesos, controles y la tecnología de sus sistemas si el volumen de operaciones lo requiere.
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Con las nuevas disposiciones de arrendamientos en vigor a partir de enero de 2019, ¿qué tan preparadas están las organizaciones para cumplir estas normas?