El upskilling de la fuerza laboral ayudará a construir una base imponible más sólida

Actuar ahora ayudará a preparar a las personas para el futuro del trabajo en un mundo post-pandémico

La pandemia mundial de coronavirus ha llevado a niveles de gasto público nunca vistos en tiempos de paz. Esto ha ido acompañado de una dramática caída del PIB en muchas economías, con la correspondiente reducción de los ingresos fiscales, aunque la magnitud es difícil de dimensionar en este momento. Parece poco probable que los gobiernos adopten el tipo de medidas de austeridad que siguieron a la crisis financiera para reparar las finanzas públicas. De hecho, los paquetes de estímulo y las ayudas fiscales, aunque sean temporales, son los mecanismos que se utilizan actualmente para acelerar la economía y ayudar a los ciudadanos a hacer frente a las pérdidas de empleo y a dificultades económicas. Y es probable que continúe. 

Eventualmente, los impuestos tendrán que cumplir su función en el apoyo a las futuras necesidades de financiación del gobierno. Nosotros sostenemos que los incentivos e inversiones bien dirigidos a los trabajadores podrían ayudar a reforzar la base imponible y generar otras ventajas. Invertir en las habilidades que la gente necesita para los trabajos del futuro, no solo en habilidades digitales sino también en el desarrollo de la capacidad de aprender y reaprender con el tiempo, y animar a las empresas a hacer lo mismo ayudará a más personas a navegar por un mundo globalmente conectado, a encontrar buenos trabajos y, por tanto, a aumentar la base imponible.

Para que los gobiernos reconstruyan sus bases imponibles, tienen que pensar en invertir en las habilidades de su personal, así como en la forma de financiar esa inversión y en dónde deben enfocarla. Esto debe estar vinculado a la estrategia industrial y económica a largo plazo del país y a la satisfacción de las necesidades de las personas que lo harán posible. Es una misión que requiere no sólo el desarrollo de una estrategia coherente, sino un trazado claro de cómo puede llevarse a cabo. 

Un reciente análisis económico de PwC y el Foro Económico Mundial mostró que el upskilling podría añadir US$6.5 millones de millones al PIB mundial y crear 5.3 millones de nuevos trabajos netos. Los mayores beneficios se obtendrían en los sectores de servicios empresariales y manufactura, pero estos beneficios varían de una región a otra, con mayores impulsos en el mundo en desarrollo. Tanto los gobiernos como las empresas deben desempeñar su papel para obtener estos beneficios.

Reconstruyendo

Sabemos que en muchos casos el COVID-19 ha aumentado el desempleo y ha reducido los salarios en todo el mundo a medida que los trabajadores que perdieron sus empleos aceptaron cualquier trabajo que pudieran encontrar para conseguir sustento. No todos los países ofrecían planes de cesantía y no todos los trabajadores eran elegibles. En consecuencia, los ingresos fiscales procedentes del impuesto sobre la renta de las personas naturales y de las cotizaciones a la seguridad social, que representan en promedio la mitad de los ingresos fiscales en los países de la OCDE, es probable que se vean afectados en forma negativa. En muchos países aún no se conoce el impacto total de este cambio, ya que es probable que el desempleo aumente a medida que se vayan retirando las medidas de apoyo financiero. 

Todo esto tiene lugar en un momento en que la estructura del mercado laboral está cambiando. Es probable que muchos de los que han perdido su empleo se reincorporen a la fuerza laboral en un futuro no muy lejano a medida que las economías se recuperen, pero los trabajos que realizaban a principios de 2020 pueden no existir en 2021 y más adelante. El sector de la hostelería, por ejemplo, tardará en regresar. Y la aceleración de la transformación digital, impuesta a las empresas por la pandemia de COVID-19, también puede hacer que desaparezcan algunos trabajos rutinarios y repetitivos a medida que la tecnología tome el relevo. El aumento del trabajo remoto hará que la geografía sea menos una barrera para emplear a personas con las habilidades adecuadas, dondequiera que se encuentren. La reorientación de las cadenas de suministro también afectará a las estructuras de empleo, ya que es probable que haya más on-shoring. Algunos países que atrajeron negocios recurriendo a trabajadores con salarios más bajos, especialmente en la producción de ropa, se encontrarán con una capacidad en desuso.

Sin embargo, la prioridad de muchos de los desempleados recientes será volver a trabajar lo antes posible. Sabemos que cuando se presiona a las personas para encontrar trabajo inmediatamente, tienden a ir a un trabajo que paga menos y se pierde la oportunidad de reentrenarse o desarrollar nuevas habilidades. Esto es una mala noticia no sólo para el individuo que se beneficiaría del desarrollo de habilidades digitales para maximizar su potencial, sino también para los impuestos, ya que los trabajos con remuneraciones más bajas tienen más probabilidades de estar por debajo de los umbrales y franjas fiscales.

De proyectos piloto a escala

Entonces, ¿qué se puede hacer para ayudar a la gente no sólo a conseguir un trabajo, sino a conseguir un buen trabajo que sea mejor para ellos y para la sociedad? Ya hemos visto a algunos gobiernos desarrollar planes con las empresas para abordar la necesidad de upskilling: en Singapur, la iniciativa SkillsFuture ayuda financieramente al personal a mitad de carrera a reentrenarse; y en Luxemburgo, se puso a prueba un programa de puente de habilidades a partir de 2018-19 que reunió al gobierno, la industria y las instituciones educativas para desarrollar iniciativas para aumentar la empleabilidad de las personas. Irlanda financia parcialmente la mejora de habilidades a través de la tasa del Fondo Nacional de Formación (que se recauda como parte de la contribución de los empleadores a la seguridad social del país) y ha estado aumentando lentamente el nivel de contribución desde 2018 como parte de su plan de implementación más amplio. Programas como Skills to Advance y Skillnet Ireland se ofrecen en el marco de estas iniciativas.

Estas iniciativas dirigidas por el gobierno pueden mostrar el camino, pero a nivel global, son atípicas. Actualmente, los programas gubernamentales se centran principalmente en la mejora de habilidades para hacer frente al desempleo y falta de competencias entre las personas que abandonan la escuela. No existe una forma universalmente acordada sobre lo que funciona mejor. En 2017, el gobierno del Reino Unido, por ejemplo, sustituyó un plan que subsidiaba el costo de un número significativo de pasantías por una tasa que genera gravamen para financiar la formación de habilidades mediante la imposición de un impuesto del 0.5% a las empresas con una factura salarial de más de 3 millones de libras. En Alemania, los aprendices se entrenan en las escuelas vocaciones/de formación profesional y trabajan medio tiempo en las empresas, y la empresa asume parte de los costos junto con el gobierno.

Dar prioridad a los jóvenes es importante, ya que económicamente se han visto más afectados que muchos por la pandemia. Pero el upskilling y reskilling del personal en sectores que están experimentando un rápido cambio, así como aquellos cuyos puestos de trabajo pueden perderse de forma permanente debido a COVID-19, también requieren una atención sostenida. Todo el mundo debería tener la oportunidad de mejorar su empleabilidad. 

Los empleadores también tienen un papel importante que desempeñar. Tendrán que invertir en upskilling para asegurarse de contar con el talento que necesitan para tener éxito en un mercado que cambia rápidamente. Por ejemplo, la cadena de supermercados australiana Woolworths ha anunciado recientemente un programa de inversión de AU$50 millones para mejorar las habilidades de su personal en competencias relacionadas con la tecnología; Amazon ha reservado US$700 millones para el upskilling de 100,000 colaboradores para 2025; y PwC está comprometiendo US$3 mil millones durante cuatro años al upskilling, principalmente en la capacitación de su personal a nivel global, y para apoyar a los clientes y las comunidades.

Pero las iniciativas del sector privado por sí solas no cubrirán a toda la población trabajadora y puede que no ofrezcan una estrategia conjunta del modo en que los gobiernos tienen el potencial de hacerlo. Dados los beneficios económicos, sociales y fiscales del upskilling, los gobiernos necesitan desempeñar un rol importante para garantizar que todos tengan la oportunidad de participar plenamente en la fuerza de trabajo.

Los gobiernos pueden considerar que ya apoyan a los empleadores directamente a través de becas de formación y otros esquemas, o indirectamente a través de la deducibilidad fiscal de los costos de capacitación. Las deducciones de impuestos son, naturalmente, menos eficaces en los regímenes de tasas fiscales más bajas o cuando las empresas sufren pérdidas (sobre todo durante la actual pandemia). Lo que parece faltar son iniciativas coherentes que vinculen estrategias de financiación específicas con resultados definidos y orientados que proporcionen aprendizaje permanente/upskilling vinculado a las necesidades del mercado laboral.

La planificación económica bien dirigida, los incentivos y las inversiones en upskilling podrían satisfacer las necesidades de los individuos y las empresas, y ampliar la base imponible al aumentar el acceso a empleos mejor remunerados. Las contribuciones fiscales de estos empleos mejor remunerados son esenciales, y los gobiernos pueden buscar formas más específicas de utilizar sus sistemas fiscales para asegurarse de que la capacitación existe para ayudar a más personas a entrar en estos puestos de trabajo. Esto podría hacerse de forma indirecta, a través de un esquema de deducción fiscal para programas empresariales de upskilling autofinanciados, o mediante intervenciones directas, como becas y subsidios o fondos específicos como los generados a partir de las contribuciones a la seguridad social (similares al programa de Irlanda). Si estas intervenciones directas se financian con impuestos generales, impuestos del empleador o de los empleados / contribuciones a la seguridad social, o con gravámenes específicos, será un asunto de los gobiernos individuales. Sin embargo, será fundamental que se centren en incentivar a los empleadores, los trabajadores independientes y las instituciones educativas para que se comprometan con el upskilling.

El mayor reto será poner en marcha estas iniciativas a gran escala en un mundo post-pandémico. El esfuerzo requerirá que los gobiernos cooperen estrechamente con las empresas y el sector educativo. Los beneficios potenciales son sustanciales para los individuos, para las empresas y para los gobiernos. Y en un momento de gran incertidumbre, en el que es difícil saber cuál es el próximo paso, invertir en el upskilling del personal dará sus frutos, sea cual sea el futuro. 

 

Por Peter Brown, Líder global adjunto, People and Organisation, Socio, PwC Reino Unido

Contáctanos

Francisco A. Barrios G.

Francisco A. Barrios G.

Socio Líder Regional de Impuestos, Legal y BPO, PwC Interaméricas

Síguenos