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El valor de los datos está en lo que los líderes de negocios hacen con ellos, siendo un prerrequisito fundamental reconocer el valor de estos como un activo del negocio. Hoy por hoy, los datos son el corazón de la organización y lucen como un activo más estratégico que transaccional. Anteriormente, los datos representaban una preocupación más para las áreas de TI; sin embargo, actualmente han pasado a ser un pilar vital para orientar los esfuerzos, prioridades y toma de decisiones para los líderes de cualquier organización.
Tanto para nuevos negocios como para aquellos más tradicionales o con más experiencia, este enfoque basado en datos ya no representa una aspiración. Dicho enfoque se está convirtiendo rápidamente en una obligación inevitable, que puede fortalecer una organización o simplemente acabar con la capacidad de ésta para generar mayor utilidad, mantener su posicionamiento de mercado, desarrollar una adecuada gestión de riesgos, y por ende, retener a sus clientes.
Gestionar los datos naturalmente conlleva crear nuevas capacidades en la organización que, en conjunto con una clara estrategia de innovación, permitan acercar los datos con calidad y oportunidad a los diferentes dominios y áreas del negocio. De esta manera, se facilita la independencia para orientar esfuerzos y decisiones a nivel estratégico, táctico y operativo, provocando que las cosas fluyan en los diferentes dominios amparados en una gobernanza que dé agilidad, valor y seguridad en toda la organización.
Los datos son la materia prima para impulsar una efectiva toma de decisiones, y por supuesto, representan un insumo indispensable para la rendición de cuentas al proporcionar la información correcta, con la confiabilidad requerida y en el momento oportuno. Al mismo tiempo, son la base para el modelo de toma de decisiones, utilizando capacidades de monitoreo y evaluación para alcanzar las metas organizacionales en las diferentes áreas de la empresa.
Si adoptar un enfoque sobre sus datos fuese sencillo de lograr, quizá muchas organizaciones ya contarían con el mismo. No obstante, a pesar de que la gestión de datos ocupa un lugar importante en la agenda estratégica de los jerarcas de diferentes organizaciones, la información que se necesita para orientar acciones y prioridades versus los insumos que se reciben en términos de utilidad, accesibilidad y oportunidad, reflejan una brecha importante. La situación será cada vez más delicada, ya que el volumen de datos crece de manera exponencial.
Una de las principales barreras que enfrentan las organizaciones para la transformación se presenta cuando se tienen dificultades para convertir los datos en información útil, oportuna y con calidad. Esto debido a que históricamente los datos se han estado construyendo y gestionando en silos, con limitada estandarización y controles, gestionados en su mayoría en transacciones rutinarias por personal con bajas competencias, habilidades y talento clave, y una falta de visión para orientar un adecuado modelo de gobierno de datos, elemento fundamental en una adecuada gestión de datos en la organización.
Sumado a ello, vivimos en un mundo de pantallas, celulares, tabletas, sensores, máquinas, múltiples dispositivos móviles y redes sociales, que nos están conduciendo a un aumento exponencial en el volumen y tipos de datos disponibles, creando un reto sin precedentes y quizá un poco abrumador.
Adicionalmente, las organizaciones están habilitando capacidades mediante soluciones como big data, integración de datos en la nube, y soluciones de autoservicio que permiten el procesamiento de datos en un mundo digital, donde la reputación y la confianza del cliente son un activo tan valioso (o más) que la mejor tecnología. Cada vez más usuarios descubren datos, correlacionan eventos, producen reportes, desarrollan análisis avanzado, comparten información, sin una clara noción de las implicaciones ante la carencia de una gobernanza de datos institucional. ¿Entonces, cómo hacer frente a este reto?
Las organizaciones están experimentando una fuerte transformación que se basa en tres pilares clave
Las organizaciones requieren principios orientadores que cuenten con el patrocinio del Consejo Directivo, donde se defina claramente que los datos deben estar unidos a las prioridades de negocio de modo que se impulse una cultura basada en datos, con los insumos requeridos en función a la estrategia y las capacidades humanas y tecnológicas necesarias.
También el identificar e integrar personas clave para impulsar la innovación basada en datos representa una importante prioridad. Una tarea difícil, si entendemos que cambiar la forma de tomar decisiones hacia un enfoque ágil respaldado en evidencia, requiere crear una cultura que impacta a “todos” en la organización.
Dicha cultura trae nuevas formas de pensar, operar y decidir día a día, habilitando una gestión de cambio que permita crear mecanismos sostenibles y consistentes en la organización para lograr una clara definición de modelo de gobernanza, orientar las responsabilidades y la propiedad de los datos y quizá lo más importante el uso que se le dé a los mismos.
Cualquier iniciativa de innovación con un adecuado patrocinio provocará una visión unificada y correcta de los datos que son críticos para el negocio, donde habilitar capacidades tecnológicas tendrá una influencia significativa para producir información de valor que oriente un proceso claro en el cual las organizaciones pueden explotar los datos de manera estratégica y operativa.
Lo bueno de todo esto es que actualmente contamos con diferentes facilitadores, como lo son los Modelos de Gobernanza de Datos, Arquitectura Empresarial, Seguridad de la información, Estrategias de Almacenamiento, Business Intelligence, normativas, regulaciones y políticas que orientan la gobernanza y gestión de datos que debemos considerar al momento de plantear el modelo que responde a la necesidad particular de cada organización en función a su visión, objetivos estratégicos y a su entusiasmo por la toma de decisiones con base en datos de calidad y no solo en instintos y/o precedentes históricos.
Es un gran reto, definitivamente sí, pero alcanzable. Lo lograrán solamente aquellos que faciliten el proceso de toma de decisiones basadas en datos que formen parte de sus prioridades y estrategias totalmente vinculados a sus planes de innovación.
Por Stephanie Mora, Gerente de Consultoría de PwC | Julio 2020
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