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Centroamérica y República Dominicana se han consolidado como una región estratégica para la inversión, impulsada por su ubicación geográfica privilegiada, tratados comerciales internacionales y una creciente integración económica. Sectores como infraestructura, energías renovables, manufactura, turismo y tecnología continúan atrayendo capital local y extranjero.
A pesar de los desafíos globales y locales, la región mantiene un dinamismo económico con reformas orientadas a la atracción de inversiones, la modernización de marcos regulatorios y la mejora del clima de negocios. Comprender las particularidades de cada país es clave para identificar oportunidades, evaluar riesgos y tomar decisiones estratégicas que generen valor sostenible.
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Este estudio elaborado por PwC Interaméricas ofrece datos clave sobre el clima de inversión, cambios regulatorios, tendencia económicas y oportunidades en los principales sectores productivos.
Esta representa una de las regiones más dinámicas de América Latina, con una ubicación estratégica que conecta Norteamérica, América del Sur y el Caribe. La región ofrece un entorno favorable para los negocios, respaldado por políticas fiscales atractivas, acuerdos comerciales internacionales y una creciente infraestructura.
Con economías en expansión, sectores clave como la manufactura, la agricultura, la tecnología y los servicios han sido pilares del crecimiento regional. Además, la estabilidad política y los esfuerzos por mejorar la transparencia y la competitividad han hecho que Centroamérica y la República Dominicana sean destinos cada vez más atractivos para la inversión extranjera. La cercanía a mercados internacionales y las oportunidades en sectores emergentes continúan impulsando el flujo de inversiones hacia la región.
Panamá es una economía robusta y estable, respaldada por su sector financiero y su posición estratégica como punto de conexión global. La sólida infraestructura, el Canal de Panamá y la política fiscal atractiva hacen del país un destino clave para la inversión. Además, la alta calidad en su entorno de negocios y la accesibilidad a mercados internacionales aumentan su competitividad. Su marco legal y tributario transparente proporciona seguridad jurídica para los inversionistas.
Costa Rica se destaca como un hub de inversión en tecnología, manufactura avanzada y energía renovable. Su estabilidad política, un entorno fiscal favorable, y un capital humano altamente capacitado lo convierten en un atractivo destino para empresas globales. La infraestructura moderna y el acceso preferencial a mercados internacionales refuerzan su posición competitiva en el mercado latinoamericano.
El Salvador ha emergido como un destino clave para la inversión debido a su reciente adopción del Bitcoin como moneda de curso legal, lo que presenta oportunidades únicas en el sector tecnológico. Su ubicación estratégica y políticas fiscales favorables, junto con una creciente mejora en infraestructura, refuerzan su atractivo como centro de inversión en la región.
Honduras ofrece incentivos fiscales y una creciente estabilidad política que atrae inversiones en sectores como la manufactura y la agricultura. Su proximidad a los mercados internacionales y su sector exportador competitivo hacen de este país una opción estratégica para expandir negocios en Centroamérica. La reforma en políticas de inversión y la mejora en la infraestructura continúan siendo prioridades para el gobierno.
Nicaragua cuenta con ventajas competitivas en términos de costos laborales bajos y un entorno fiscal favorable. Su cercanía con los principales mercados de América del Norte y América Latina, junto con su desarrollo en infraestructuras, está atrayendo inversiones extranjeras, especialmente en sectores de manufactura y energías renovables.
Guatemala se presenta como uno de los destinos más prometedores para inversiones en la región centroamericana, gracias a su mercado interno en crecimiento y su acceso a mercados clave. Su infraestructura de transporte y comunicaciones, junto con una economía diversificada, están favoreciendo el crecimiento en sectores como comercio, manufactura y servicios.
La República Dominicana ha experimentado un crecimiento económico constante, impulsado por sectores como el turismo, la minería y la manufactura. Su política de zonas francas, junto con incentivos fiscales, ha atraído a inversionistas extranjeros. El país también se beneficia de una ubicación estratégica en el Caribe, lo que lo convierte en un centro logístico clave para las Américas.