Liderazgo inclusivo + acciones concretas = grandes cambios

Claudia Lorena Zarco Directora Workforce Transformation, PwC México 12/02/21

La tecnología es, dentro de las responsabilidades y roles que llevo en mi vida personal y profesional, una gran compañera. He descubierto a través de ella mi vocación, y he visto como las aplicaciones, los gadgets, el código y las plataformas digitales son capaces de acercarnos y ayudar a cerrar las brechas que existen entre las personas, industrias y clientes. 

Estoy convencida - pues lo he visto - de que implementando las acciones necesarias, todos podemos desarrollar e incrementar nuestras competencias tecnológicas. Sin embargo, me he encontrado también con que las barreras a las que se enfrenta cada persona son también muy distintas y, en el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, me he puesto a reflexionar sobre los retos más importantes a los que se enfrenta esta población al intentar incursionar en dicho sector. 


Primero, pensé en mi experiencia personal cuando me decidí a formar parte de la industria de la tecnología. Me sentí intimidada e insegura. Me di cuenta de que cargaba conmigo todo lo que había escuchado y aprendido culturalmente desde niña y no me creía lo suficientemente capaz de lograr hacer mi trabajo, mucho menos de desarrollarme profesionalmente y llegar al rol que ocupo ahora, porque, ¿cómo hacerlo cuando los modelos a seguir en los sectores de ciencia y tecnología son principalmente masculinos?, ¿cómo, paralelamente, insertarme en el mundo de la consultoría con un panorama similar? Y hacerlo simultáneamente como madre soltera parecía, incluso, más retador.

Es sencillo decir que si tienes una meta, debes ignorar las voces - externas e internas - que te dicen “es demasiado demandante”, “no vas a lograrlo”, “no eres lo suficientemente fuerte”, “aquello a lo que aspiras solamente puede lograrlo un hombre” o “no perteneces a ese mundo”. No obstante, llevarlo a la práctica y poner de lado esa educación, cultura y, sobre todo, prejuicios y estereotipos sociales para no internalizarlos fue la primera gran barrera. Después, fue necesario analizar la realidad en la que vivimos: la brecha de género y los sesgos son reales, y es necesario poner límites sanos y visibilizar los problemas que existen dentro de los equipos, en el liderazgo y en la industria para, poco a poco, ir construyendo un futuro más inclusivo. 

A pesar de que puede ser complejo establecer un punto de partida, yo me atreví a hacerlo con acciones pequeñas que poco a poco fueron escalando y transformándose en un modo de vida. Durante mi carrera me fui dando cuenta, y ahora soy plenamente consciente, de que un liderazgo inclusivo y capaz de hacer frente a estos retos, así como mentores empáticos y experimentados son clave en el desarrollo profesional de las mujeres en sectores predominantemente masculinos. 

Por esta razón, en mi rol actual como líder, no puedo hacer caso omiso a la oportunidad de impulsar el potencial del talento femenino que está hoy haciéndose probablemente las mismas preguntas, y tiene las mismas inquietudes, que yo hace años. Creo firmemente que cualquier persona que esté en una posición de “privilegio” debe de usarlo para nivelar las oportunidades y mitigar el impacto de los prejuicios y estereotipos que, sin darnos cuenta, normalizamos. Esto, desde luego, es mucho más sencillo cuando se atraen voces y talentos diversos a la mesa.

En el ámbito de negocios, considero que muchas organizaciones están construyendo ya, una base sólida para impulsar la diversidad de habilidades y pensamientos en los equipos de trabajo; así como la inclusión de personas con diferentes antecedentes, perspectivas e identidades. Con ello, están descubriendo paralelamente los beneficios de esto para los clientes, el retorno de inversión, y la reputación como negocio. Sin embargo, aún queda camino por recorrer, puesto que estos esfuerzos no valdrán la pena si no se transforma el entorno y la mentalidad de las personas.

En relación con lo anterior, mi consejo, para cualquier niña o mujer que quiera incursionar en un campo que ha sido relacionado típicamente con los hombres es: cambia eso. Pierde el miedo a retar los convencionalismos, cree en ti y arriésgate. Eres la primera que debe confiar en tu capacidad de aprender, de equivocarte y de tomar decisiones.

Las organizaciones, comunidades y familia deben de interactuar como engranes y ser corresponsables de propiciar las mejores condiciones posibles para que las oportunidades de desarrollo sean igualitarias. Particularmente en el área de la tecnología y las carreras STEM, solamente 14% de los egresados en México son mujeres, por lo que es importante apoyar a las niñas cuando estas muestran interés, ofrecerles programas de crecimiento y educación adecuada para que puedan alcanzar sus objetivos; así como atraer al talento con las habilidades necesarias.

Te invito a conocer más sobre las acciones que, como individuos y organizaciones, podemos tomar para impulsar la diversidad y la inclusión.

Originalmente publicado en LinkedIn

 

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Directora Workforce Transformation, PwC México