1. Revisitar tu estrategia de negocio y las capacidades únicas que te diferencian
Hacerte preguntas como ¿de qué manera ha cambiado mi industria?, ¿qué ha pasado con mis clientes, proveedores y competidores?, ¿qué tendencias de mercado se han acelerado?, podrá ayudarte a delinear prioridades e identificar ese puñado de capacidades que diferencian a tu compañía del resto del mercado. Redoblar los esfuerzos en estas áreas te permitirá garantizar que tu empresa tenga los “músculos” adecuados para emerger con más fuerza.
2. Realinear tu estructura de costos a dichas prioridades y capacidades únicas
A menudo, la visión corporativa no es lo suficientemente amplia cuando hay mucha presión en los costos. Muchas veces se emplea un manual de estrategias para “ajustarse el cinturón” y recortar costos a nivel general; estas estrategias incluyen recortar el presupuesto de un proyecto o una función, reducir el gasto en proveedores y cerrar unidades con desempeño deficiente. Es posible que cada uno de estos recortes sea necesario, pero deberían responder a más que solo reducir costos. Es importante adoptar una mirada a largo plazo, enfocarse en esas capacidades y prioridades que comentamos en el punto anterior que te permitirán crecer y no solo sobrevivir.
3. Desarrollar nuevos modelos de negocio que permitan nuevos ingresos
Acciones como ajustar tu portafolio de productos o servicios para ofrecer soluciones nuevas, mejoradas o versiones más sencillas pueden ser un punto de partida. Considera también los cambios en hábitos de consumo incorporando venta directa al consumidor, evalúa entrar en nuevas industrias, cambiar un modelo B2C por un B2B, así como posibles ajustes en tus canales de distribución.
4. Adoptar la transformación digital hoy para tener la empresa del futuro mañana
Aprovechar la digitalización, automatización y otras tecnologías emergentes permitirá a las empresas esa tan necesaria agilidad y resiliencia que esta crisis ha dejado al descubierto en la gran mayoría de las organizaciones. Esta adopción implicará ir más allá de la tecnología, reflejando una mentalidad que considere la innovación constante, comunicación clara y toma de decisiones; también toma en cuenta integrar estas nuevas herramientas a las operaciones diarias considerando la protección de los datos y una estrategia predictiva y proactiva contra ciberataques. La selección de nuevas tecnologías deberá alinearse a los objetivos de negocio, y te permitirá medir el ROI (Return of Investment) para identificar la rentabilidad financiera, y el ROX (Return on Experience) con el fin de saber cómo suman en la construcción de una relación con tus clientes.
5. Preparar a tu fuerza laboral para el nuevo mundo
Independientemente de la "nueva normalidad" que surja para tus colaboradores —ya sea si incluye seguir trabajando desde casa, interactuar de forma remota o hacer uso de tecnologías emergentes— es importante garantizar que tu gente tenga las habilidades adecuadas y la predisposición para adoptar el cambio. La velocidad de los avances tecnológicos ya había detonado una importante atención al desarrollo de habilidades digitales en la fuerza laboral y los efectos de esta crisis están acelerando aún más esta necesidad. La capacitación o upskilling de tus colaboradores no será solo una cuestión de lanzar un curso técnico tras otro. Una verdadera adopción digital requerirá de una cuidadosa evaluación de las habilidades y competencias necesarias a las que debes apuntar, la inversión de un entorno de aprendizaje y comunicación clara y constante, mecanismos que permitan una adecuada gestión del cambio y una manera sistemática de medir el retorno de inversión. Además, esta iniciativa necesitará un compromiso importante por parte de los altos ejecutivos y liderar con el ejemplo.
6. Liderar con responsabilidad social y un propósito claro
Muchas empresas han mencionado desde hace tiempo la importancia de ejercer un liderazgo con propósito, es decir, de promover la responsabilidad social corporativa, la diversidad y la inclusión, y beneficiar a sus comunidades. Esta crisis puede ser una prueba de nuestro compromiso con lo anterior. Ningún líder quisiera mirar hacia atrás en dos años y darse cuenta de que en la urgencia por abordar los temas financieros de la empresa perdió de vista su propósito y compromiso social. Esto también podría fortalecer a tu empresa, manteniendo y reclutando talento afín y motivado para pertenecer a una organización que representa algo más que simplemente crecimiento profesional, mejorar la conexión con tus consumidores y otros grupos de interés, apoyando en definitiva al periodo de recuperación del país y prosperidad de las comunidades en las que operamos.